La dignidad no te la da el trabajo ni la felicidad la pareja. ¿Qué es tenerlo todo? ¿Qué es ese ‘todo’?
A medida que vas descifrando las respuestas, vas descartando “materia” y te vas quedando con la sutilidad. Con lo que no se puede ver con los ojos. Con lo que sólo se puede tocar con el corazón.
A medida que vas consiguiendo “cosas”, vas averiguando lo importante que son esas “no cosas” que no tienen precio. Aprendes, por tu experiencia, que ningún objeto, por muy grande que sea, puede llenar ese vacío interior que te acecha, y que ninguna persona, por mucho que la ames y por mucho que te ame ella, puede reemplazar tu ausencia. La Ausencia de Ti.
Cuando logras respetarte. Cuando logras aceptarte. Cuando logras permitirte hacer por y para tu Sentir y no, la mayoría de las veces, por y para el de los demás. Cuando logras la libertad de expresarte sin miedo a ser rechazado, ignorado o abandonado. Cuando logras no tener la necesidad de meditar (el tiempo que sea) para ‘tocar el cielo’ porque ya estás en él todo el día. Cuando no sufres por estar en determinados momentos triste, disgustado, de bajón, juicioso, rencoroso o apenado… Cuando entiendes que, como el viento que viaja sin destino, todo lo que viene, se va… y que son igual de sagradas las sonrisas que las lágrimas. Cuando dejas de formular objetivos y empiezas a adquirir Presencia, y que lo demás sea ‘lo que Dios quiera’. Cuando los problemas se transforman en experiencias, y el conjunto de todas ellas en VIDA, sin pretender que no te duela si estás dolida…
Entonces, es cuando sueltas la queja, sueltas el control, la lucha, la ambición, la resistencia, la búsqueda y la perfección. Sueltas los ‘si yo fuera’, los ‘cuando yo haga’ y los ‘cuando sea luna llena’. Sueltas el querer ‘tener’ y el querer ‘ser’ (futuro) y te agarras al YO SOY (aquí y ahora). Sueltas las culpas, las excusas y los ‘no puedo’ y los cambias por los ‘así lo he elegido’ y los ‘no quiero’. Sueltas sueños y respiras realidades, aunque sigas hablando con las estrellas fugaces. Sueltas todo lo que re-Tienes y te re-teSeas…
Y surge la Paz. La Paz que ES en ti. Estés dónde estés. Estés con quién estés. Estés cómo estés. Tanto si es en medio de una tormenta como sobre la calma de una Mar abierta…
Si no ERES Ahora tampoco SERÁS mañana porque ese ‘mañana’ al que tanto te aferras para ser feliz no existe. El Mañana siempre será mañana… O lo haces HOY o nunca, por muy mañana que hoy sea. No hay otro tiempo más que el que en este instante estás viviendo. Todo lo demás, no es real, por muy real que te parezca.
La Felicidad (que no la alegría o la dicha o el placer o el goce) es un estado interno, de Ser, de aceptación absoluta de lo que eres, tienes y sientes en cada momento. Y ahí, están englobadas todas las emociones (te gusten o no), todos los status, todos los baches, todas las crisis, todos los pensamientos, todas las creencias, todas las dudas y todos los duelos. No es un CONFORTmarte. Un ‘por si acaso me quedo como estoy’. Es un ‘no necesitar’ y que venga lo que tenga que venir. Un agradecimiento por estar VIVA, por SER VIDA, en lugar de un reclamo por vivir mejor. La actitud, el sentir, es muy diferente.
Un abrazo, una sonrisa, una mirada, un beso, un consuelo, un amanecer, una desnudez, un pecho descubierto…, un ‘estoy a tu lado’, un ‘lo siento’, un ‘no pasa nada’, un latido nuevo, un Te Amo con la mirada o siendo acariciado por unos labios, un Fin de Año y comienzo de otro en Familia, un ‘Tata’ de tu sobrina, un baile de seducción, un silencio que te deja sin palabras, un ‘puedes hacerlo’ de otra boca, un Arco que nos ilumina el Iris, un chiste malo que te parte en dos, la complicidad de dos cuerpos desconocidos, el encuentro de dos Almas reConocidas, una siesta SI-ESTÁ a tu vera… (y si no lo está, también). Los preliminares, los liminares y los postliminares. Dormirte escuchando su olor. Despertarte Corazón con Corazón.
Son aquellas ‘simplezas’ extremadamente Bellas que tanto echamos de menos cuando no están y que tan pronto olvidamos cuando las volvemos a recuperar…
LO QUE VALE MUCHO,
CUESTA MUY POCO.
Y LO QUE TE CUESTA… MUCHO,
NO VALE LA ‘PENA’
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