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Lo quiero todo. Sí, todo. Pero ¿qué es todo? Mi todo no tiene que ser tu todo, y viceversa. Todo o nada.
Lo quiero todo. Quiero que Europa se ponga las pilas y llegue a un acuerdo con los refugiados de Siria. Quiero que los niños sirios no tengan que pasar por lo que están pasando y vuelvan a ser niños. Quiero que todo sea más humano, que puedan volver a sus casas en Siria y continuar con sus vidas, aunque algunos piensen que quieren conquistarnos.
Quiero que la memoria histórica se respete, poder cerrar heridas, y que sus familias descansen en su búsqueda para ir a rezarles, que es lo que necesitan.
Lo quiero todo. Quiero seguir despertando y ver a mi niña en paz. Escuchar sus sueños de sirenas y princesas. Seguir sintiendo sus abrazos de 5 años. Quiero lo mismo para quienes por circunstancias ajenas a su voluntad se les está privando.
Lo quiero todo. No quiero miserias ni mentiras, que de eso nos sobra. Quiero valientes, pero no valientes de cuentos sino los de verdad, de carne y hueso, de los que se cansan, se caen y vuelven a empezar. De estos nos faltan.
Lo quiero todo. Y tu, ¿qué es lo que quieres?