Sigue…
Pero también es verdad que no siempre y en cada momento oímos a nuestra Alma. Demasiadas veces en nuestro día a día el ruido ensordecedor que nos rodea la enmudece y nos deja al albur de lo que sucede fuera, en nuestra vida ordinaria y la mayoría de veces confusa. “No busques nunca la paz fuera de ti, no existe” me dijo alguien hace no demasiado tiempo. Y cuánta razón tenía. De mi piel hacia afuera todo está aún por lograr y mandan mis pensamientos limitados, mis percepciones no siempre ciertas o mis deseos imposibles de satisfacer. Quizás por eso el amor y la paz que me encuentro por fuera son efímeros, artificiales o algo que no trae la felicidad que yo busco… y que encuentro estando conmigomismo!
Tal vez algún día aprenderé a confiar tanto en la vida como para dejar mis deseos y espectativas de lado y al fin deje fluir la vida cada día, sin interferir en los designios de mi Alma. Cuando lo haces así, el Alma te manda señales continuamente, dándote pistas de si andas por el buen camino hacia ti! Aparecen personas, objetos, lugares, momentos mágicos, en que tu Alma se manifiesta. Seguramente nos es más cómodo verlas como casualidades, pues la mente no puede gestionar algo que no obedece a reglas ni a normas preestablecidas. Es mejor adjudicárselo al azar! Pero tras cada una de esas sutiles señales el Alma, Dios, el Cosmos o la propia Vida -llámale como quieras- te recuerdan que están aquí, contigo, a cada instante… Pero nada ni nadie puede -ni por amor- hacerte ver esas señales si tu no quieres o puedes verlas!
Sin señales que den sentido a tu vida, te sientes sólo! Y la soledad, en un mundo lleno de almas de todos los colores, razas, culturas, religiones, edades y sexos, es una ficción solo mental, aunque nos asuste como si fuera realidad. Todos estamos inexorablemente unidos por el Alma, con todos los demás! Aunque parezca una paradoja, solo cuando te aislas del ruido y te recluyes contigomismo, ésta se convierte en tu antídoto mejor -y único- contra esa ficción llamada soledad! Y es en ella donde te reencuentras con todo lo importante que contiene tu vida, todo eso que conforma desde siempre y para siempre tu Verdad. Y te das cuenta de que tiene poco que ver con lo que te rodea… o, mejor aún, es solo una manera especial de mirar -y sentir- el mundo que te rodea! Entonces empiezas a vivir en un frondoso oásis rodeado de desierto y más desierto…
Seguirá…
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