Revista Coaching

Lo simple y ordinario nos trae la felicidad

Por Mbbp

LO SIMPLE Y ORDINARIO NOS TRAE LA FELICIDAD
A ratos pienso que lo que nos separa de la felicidad es apenas nuestra capacidad de aceptar la vida como viene y saber hallar en ella el sentido y, por tanto, nuestra paz. Cuando construímos castillos de naipes con todo aquello que desearíamos alcanzar en nuestra vida o simplemente cuando renunciamos a sentir, dejamos de vivir la realidad cotidiana y nos adentramos muchas veces en lo imposible, lo inalcanzable o en la fantasía! Sentir y aceptar la realidad es, simplemente, estar atento a lo que ocurre a nuestro alrededor y ser capaces de disfrutarlo y de encontrarle su sentido para nuestra vida. Todo tiene su sentido y la felicidad no es más que sentir y vivir según él, aunque, a veces, parezca o esté lejos de lo que siempre habíamos deseado o soñado para nosotros.

Hasta que aprendí esto, mi vida no era más que una contínua lucha en la que todo lo que vivía me parecía una conspiración cósmica socavando mi entendimiento, mi bienestar y mi voluntad. Todo y todos los que me rodeaban aparecían como posibles amenazas, riesgos y personas contrarias o enemigas que no hacían más que obstaculizar mi propia vida deseada. Cuando uno percibe y vive la vida de esta manera quiere decir que tiene un conflicto en su interior (¿miedo, dolor…?), que se refleja implacablemente en lo que ve en su exterior, en lo que vive. Ni que decir tiene que la felicidad está muy lejos de esa realidad sesgada por nuestra mente y que nos impide ver, sentir y vivir la realidad real, en toda su extensión.

Alrededor nuestro pasan cosas sencillas, ordinarias y cotidianas que, en sí mismas, merecen nuestra atención. En ellas está, muchas veces, nuestra capacidad de maravillarnos ante lo esencial de la vida. Recuerdo a una amiga que me decía que, ante un suceso dramático como es la discapacidad de su joven marido desde hacía años, había aprendido a disfrutar de muchos momentos dulces con sus hijos de corta edad o como, simplemente sintiendo como sus manos percibían el correr del agua mientras fregaba los platos o cultivando su pequeño huerto, eso le hacía sentir bien y feliz! ¿Cuántos gestos cotidianos, aparentemente intrascendentes, vivimos en nuestro día a día y que apenas prestamos atención, serían una fuente de satisfacción, de inspiración y de plenitud, si los supiéramos apreciar?

Nuestro cuerpo no es más que el sensor que, a través de los sentidos, nos permite tener sensaciones que, a su vez, generan emociones en el corazón! La sensible piel de mi amiga recoje la sensación del agua fría fluyendo y cayendo sobre sus manos o la textura de la tierra fértil… y eso le hace sentirse bien, feliz y agradecida ante la vida! Ella se siente una privilegiada de poder sentirse así, feliz a pesar de su infortunio! Pero es verdad que, aunque todos podemos sentirnos así, ella ha sabido buscar esos gestos cotidianos de la vida ordinaria para encontrar un sentido para su vida, convirtiéndola en feliz! Seguramente no ha hecho más que aceptar la vida que tiene, vivirla tal como viene y ser capaz de, con todo ello, encontrarle su sentido, aprendiendo así a sentirse feliz! A veces pienso que, si la actitud de ella fuera otra, mi amiga tendría razones de sobra para sentirse desdichada e infeliz!

Me gustan las personas que tienen esa cualidad de apreciar lo bello en lo simple y cotidiano y, con ello, hallar su propia satisfacción y su felicidad! Eso es una heroicidad, privilegio de unos pocos, en estos tiempos que corren! Seguramente no hay que tener más que el valor de enfrentarse a la idea irreal que tenemos de nosotros mismos y de nuestros planes preconcebidos, viviendo el hoy, dejando que la vida transcurra y fluya a nuestro alrededor, haciéndonos sentir emociones cada minuto que pasa. Tardé mucho en aprender esa gran lección! Durante muchos años en mi historia perseguía altos ideales y una felicidad imaginaria y ajena… sin darme cuenta de que los ideales y mi felicidad estaban justo en mi interior y, si darme cuenta, se reflejaban a mi alrededor! Así, momentos aparentemente insignificantes y personas ordinarias como yo, que comparten hoy conmigo esos mismos momentos y emociones convirtiéndolos en mágicos, me hacen sentir simplemente feliz! Esa felicidad simple, accesible y cotidiana, expresada en esa emoción intensa ante ese gesto compartido en un instante, me ofrece la inigualable oportunidad de sentirme vivo y, sin más aspavientos, sentirme simplemente muy bien! Qué lejos está hoy mi felicidad simple y cotidiana de esa otra felicidad grandilocuente, irreal y errónea, que siempre antes perseguí y nunca encontré!

Hoy solo sé que esa felicidad simple y cotidiana, esa manera especial de ver y de vivir la vida es todo lo que soy y tengo para sentirme feliz! En ella está involucrada toda mi esencia, mis valores personales, mi cuerpo, mi mente y mi espíritu, no hay más! Y eso es lo que me permite, precisamente, vivir intensamente los momentos más ordinarios convirtiéndolos en extraordinarios! Y qué maravilloso es compartir esos momentos amorosamente singulares e irrepetibles con quien amas, porque también lo siente así… y su felicidad resuena con la tuya! Así, cualquier escenario, cualquier sonrisa, cualquier gesto se convierte en un acto de amor… contigo mismo, con el ser amado, con los demás y con todo lo que hay a tu alrededor! ¿No es el amor lo que trae la felicidad consigo?

Salta, vibra, estremécete, emociónate, conmuévete, siéntete bien vivo… y, si puedes, compártelo con quien amas aunque sea por un instante, agradece esos maravillosos momentos cotidianos y te sentirás feliz! No necesitas una fecha especial para sentirte así, celebra el gozo de la vida, compártelo y verás que la vida no es algo que esté contra de tí! Cada persona, cada momento y cada lugar que vives es una oportunidad para ser feliz! Detrás dejarás esa otra felicidad de fantasía, irreal e inalcanzable que nos hicieron creer que encontraríamos tras el esfuerzo, la voluntad férrea y fuera de nosotros mismos, porque esa no era una felicidad real, que es la que tu corazón necesita sentir y la única que entiende! Cada vez que alguien especial o algo aparentemente ordinario te haga sonreir, suspirar, alegrar, vibrar, es que el amor está en ti… y descubrirás que la verdadera felicidad también se puede compartir!

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