El
presidente de la Generalitat llama a la movilización de los CDR, alienta y
promueve la movilización de las masas… al mismo tiempo como es el máximo jefe de
los mossos, es responsable de que repriman y contengan las movilizaciones que
él instiga. Parece de locos. Pero así es el fascismo, históricamente tanto los
nazis como los fascistas italianos hicieron cosas similares, desde sus púlpitos
de poder arengaban y agitaban a las masas para enfrentarlas con otros poderes
colaterales, para lograr que éstos les cedieran la totalidad de los poderes.
Las
movilizaciones actuales son una demostración de fuerza, dirigidas por fuerzas
dispares según el momento y el lugar. Por supuesto los CDR están allí, para eso
eran, ya saben entre ellos están familiares del Sr. Torra. También está coordinando
y dirigiendo acciones Tsunami Democratic, ente dirigente que engloba
diversidad de impulsos independentistas, pero sin identificar a sus líderes
para evitar posibles condenas, quizás con unas voces públicas como las de Xavi
y Guardiola, excelentes deportistas y significativos independentistas, capaces
de defender como ejemplo de libertades, dictaduras árabes como Qatar, atacando
la democracia española, eso sí cobrando pastizales de aquellos lares.
En
las acciones actuales hay muchos independentistas rabiosos por la situación, no
hay república independiente, como les prometieron, y empiezan a conocer sentencias
a los líderes del del procés, y aunque las penas se suavizarán en unos meses,
la gente en general, utilizan un hecho específico como espita para descargar su
frustración, odio e indignación. Los organizadores independentistas, con estas
acciones pretendían mostrar su fuerza al resto de los españoles, y al Estado,
para salir airosos de este ciclo secesionista, que continuará en el futuro
cuando incorporen las nuevas cohortes bautizadas en su odio al estado y lo
español, pero que ahora, tras estas respuestas y las elecciones, el ciclo
actual podría frenar y darse un respiro.
En
las algaradas y disturbios también hay comandos antisistema, pues claro,
Barcelona cuenta con tradición en este aspecto, las acciones de esos comandos, aunque
coincidan en gran parte con sectores secesionistas, podrían chocar con los
intereses de muchos manifestantes independentistas que siguen creyendo la
tontería de su pacifismo como eje central de lucha de su protesta. No tan raro,
la existencia de grupos y facciones fue habitual en los fascismos, y sus luchas
internas por lograr la dirección del movimiento fueron brutales. Tampoco fue
raro la incorporación de sindicalistas revolucionarios y de militantes
izquierdistas en el movimiento fascista, de hecho, fue bastante común, al igual
que era habitual la incorporación en ese movimiento de los antisistema de
aquellos años.
Los
nacionalismos nunca fueron pacifistas, fueron, son, xenófobos, siembran odio
contra los otros, necesitan del enemigo externo para seguir unidos en la lucha,
necesitan de los otros para sentirse fuertes grupales contra ellos. Si el
vecino no se mueve, por miedo, o tolerancia, considerarán que aceptan su
religión, si el ciudadano demócrata, ilustrado convencido de que todos tenemos
iguales derechos pretendiera rebelarse contra la tiranía nacionalista, entonces
la fuerza represora aumentaría, la violencia subiría de grado para intentar reducirlo.
El nacionalismo catalán elaboró una teoría que justifica su superioridad sobre
el resto de españoles, que por tanto justificaría moralmente sus acciones
represivas.
En
los disturbios actuales hay multitud de jóvenes bautizándose en su lucha contra
el sistema, la juventud siempre fue punta de lanza de todo movimiento, sentirán
una poderosa sensación de ser protagonistas, descargarán adrenalina y
testosterona, serán queridos por sus amigas y amigos, sentirán formar parte del
grupo selecto, por supuesto se creerán los buenos, los elegidos para construir
una nueva sociedad. No son fascistas, todavía, pero la ideología que sustenta
el independentismo es extremadamente nacionalista, racista, xenófoba y
supremacista, sus formas y métodos de organización y lucha, fueron puestos en
práctica por los fascismos alemán, italiano y español, y por los fascismos
europeos. Así que, si hoy no son fascistas, pronto lo serán mientras
contribuyen a la fascistización de Cataluña.
El
Sr. Torra quiere ser el Mussolini español del siglo XXI, desde hace tiempo sus
escritos, proclamas públicas y acciones van en esa dirección, últimamente ha
estado reuniéndose con grupos de líderes activistas en las que alentaba para
que se enfrentaran al Estado, creando y coordinando movilizaciones. La querencia
fascista del independentismo y el amor mussoliniano de Torra, los lleva a
preparar las actuales marchas como sucedáneo de la marcha sobre Roma de 1922, realizada
por los fascistas italianos comandados por Mussolini. Los fascistas, entonces y
ahora, montando el caos ciudadano y provocando el miedo, pretendían demostrar su
fuerza para forzar al resto de poderes del Estado a que les cediera la
totalidad del poder.
El
poder absoluto hoy no existe, quizás nunca existió, pero ahora más que nunca en
las sociedades modernas, existen múltiples poderes, en ocasiones luchando entre
sí, con objetivos y fuerzas diferentes y cambiantes. Uno de esos poderes es el
movimiento independentista, hoy institucionalizado en la Generalitat y su
entramado empresarial, administrativo, mediático que inunda todos los terrenos de
la sociedad catalana, político, económico, social, religioso, deportivo…
El
objetivo independentista es lograr la secesión, la soberanía absoluta, el sueño
de iluminados y fascistas. Ese es el objetivo fundamental que hay detrás de
estas movilizaciones. El Estado español no tiene un poder absoluto, lo español,
no tiene nada que ver con la imagen distorsionada que transmite el
independentismo, a ellos les viene muy bien simplificar lo español en el
franquismo, se crean un inexistente enemigo para fácilmente combatirlo. Los
españoles, el Estado, comparten la soberanía con la Unión Europea y con
múltiples organismos internacionales, que condicionan leyes, políticas,
economía, y salidas a problemas que cada vez son más multilaterales. Compartida
está la política monetaria, la moneda, gran parte de la política fiscal,
medioambiental, derechos y obligaciones, sistema social, etc. etc.
La
gente que les apoya tranquiliza su conciencia diciéndose que luchan contra el
franquismo en apoyo del pueblo catalán. Pero, ¿de qué pueblo hablan? Del que
votan menos de la mitad de catalanes, o del otro mayoritario y silencioso hasta
ahora, del que trabaja mientras se producen las manifestaciones, del que está
reprimido en colegios y pueblos sin poder hablar, ni hacer, del que
mayoritariamente gana elecciones, pero obtiene menos representantes que los indepes,
del que defiende iguales derechos para cualquier ciudadano o del que defiende
privilegios por razón de apellidos...
Idiotas
descerebrados creen en la existencia de un solo pueblo catalán homogéneo, igual
que los fascismos de siempre. Es la forma que tienen de adormecer su conciencia
en vez de leer y estudiar las teorías catalanistas, racistas, xenófobas,
supremacistas, no quieren ver las biblias de la ideología secesionista, ni la
represión social del catalano fascismo, no miran las marchas de antorchas nazis,
las movilizaciones fascistas que pretenden extender el miedo, la total
ocupación de los espacios y edificios públicos que dejan de ser
democráticamente de la ciudadanía para convertirse en propiedad particular del
independentismo, no quieren ver las constantes amenazas y violencia contra individuos,
la represión que ejercen en pueblos y ciudades, en trabajos y universidades, en
las relaciones administrativas…