Lo tenía todo...
Su único hijo.
Creyó que amarle era dárselo todo.
Se esforzó porque no le faltase de nada a diario.
Aunque tuviese que trabajar incansable.
Esa era la forma de decirle te quiero. Tenía 6 años.
Quiso forjar un triunfador, y se desvivió por que estudiase, por hacerle educado, un niño modelo.
Y le exigía sentarse bien en la mesa, y comportarse en la calle, y que aprendiese normas.
Sabía que la educación y la responsabilidad le llevarían lejos. Y le daba ejemplo a diario.
Y se afanaba por mantener la casa impoluta por el.
Y se desvelaba en la cocina cada noche, para que el comiese bien.
Y planchaba su ropa y le reñía para que fuese cuidadoso y limpio.
Era un niño con una pelota. Una pelota de cuero, de reglamento, cara. Para jugar en la calle.
Y unas zapatillas de marca. Y un chándal con un gran logotipo, de moda en ese momento.
Y una mochila envidiable.
Y el colegio mas caro que pudieron pagar, aquel en el que el nivel de exigencia fuese mas alto.
Lo tenía todo. Pero no quería nada.
Y llegar una casa impoluta, donde no poder ser un niño. No manches, no corras.
Y una tele gigante, y otra en su cuarto, regalo de navidad.
Y un montón de ropa. Planchada. No te manches, ten cuidado.
Y una consola grande. Y más de cien juegos.
Y una consola pequeña, y una tablet.
Y una colección de cuentos de colores que nunca miró.
Y una habitación nueva llena de superhéroes que ni siquiera le gustan.
Y una gran colección de puzles que nunca ha hecho.
6 años y comen fuera 4 días por semana. Cada vez que se enfada y dice que no le gusta la comida.
Y vacaciones en cada puente.
Y los fines de semana llenos de actividades.
Que no se aburra! Que su infancia sea mágica.
Tiene 6 años. No le gustan las pelotas.
Le da igual la marca de sus zapatos o de su ropa.
No le importa su mochila.
Tiene una tele que no mira, solo enciende.
Y una consola que no valora.
Y un montón de juegos que le aburren.
Y un colegio que le oprime.
Y una estantería de cuentos que no ha leído.
Y un montón de puzles que no quiere usar solo.
Y todos los días comen fuera, y esta apuntado a un montón de actividades que le aburren. Y está cansado de hacer cosas.
El no quiere todas esas cosas. Te quiere a ti.El sólo quiere quedarse en casa, ser visible. El superhéroe de mamá.
De una mamá que deje la escoba y la bayeta y rían mientras pintan.
De una mamá que no planche, ni cocine, ni limpie constantemente, que tenga tiempo para el.
Y para que le mire rompe cristales con su pelota nueva.
Grita y llora para conseguir cualquier cosa.
Contesta mal. No quiere su comida.
Ha descubierto que solamente le mira y atiende si se enfada.
Así que su plan es mantenerla enfadada mucho tiempo, porque prefiere su enfado a su indiferencia.
Quiere bailar en la calle y que tu bailes a su lado.
Quiere hacer un puzle y que tu le ayudes.
Quiere ponerse una camiseta y que le digas que esta guapo.
Quiere ir a un parque y jugar juntos en el suelo.
Quiere sentarse en silencio a tu lado cuando estas cansada.
Quiere que te rías y reíros juntos.
Quiere abrazarte fuerte y sentir que te importa...
Tus hijos no quieren juguetes, ni ropa de marca, ni una bici nueva.
No quieres casas brillantes, ni pasteles en el horno.
No necesitan manualidades de libro, ni disfraces caseros de ensueño.
No valoran si perdiste sueño por planchar sus pantalones.
Quieren tiempo contigo, espacio junto a ti y miles de abrazos...
No existe el tiempo de calidad, cualquier tiempo junto a ellos lo es.