Lo transpersonal es eso, la gran tarea que debemos realizar, que empieza en cada uno y pasa a los demás. Tarea que depende de nosotros todos y que cunde porque es benéfica para mí, para ti, para nosotros y también para ellos.
Hay que conciliar dos actitudes para poder llevar adelante estas dos tareas simultáneas: la superación personal y la expansión del mensaje.
La primera parte se encuentra dentro de lo personal y la segunda es lo que se intenta definir como lo transpersonal, lo que va mucho más lejos de uno mismo.
No cuesta advertir que ambas cosas están entrelazadas. ¿Quién puede ayudar a otros sino se arregla a sí mismo?, y no sucede acaso que enseñando a otros es como uno aprende? En efecto.
Por lo tanto cada campo de acción requiere de actitudes muy definidas y distintas. Cuando me preocupo por mí lo hago con rigor, observando mis propias resistencias, compartiendo mis experiencias y pidiendo ayuda si es necesario.
Cuando trabajo con los demás, no lo hago escapándome de mí mismo, sino por lo contrario, superándome mientras participo con los demás.
Hay sí campos de acción delimitados (lo personal y lo transpersonal), hay una actitud correcta para cada caso y lo satisfactorio del modo de proceder se evidencia con los resultados.
Si experimento satisfacción personal es porque voy bien.
Si experimento satisfacción en el conjunto, es porque lo general va muy bien, pero muy bien.
Viendo esto con más detalles, advertimos que el "yo" y la personalidad (sistema de roles) predomina en lo personal y el comportamiento general de uno está dirigido por el "yo" y realizado por la personalidad. Más internamente están los ensueños operando de continuo. Bien, cuando se intenta una conducta transpersonal, el yo y los roles requieren de un encuadre mayor y de una dirección mayor. Es decir, se requiere participar de un sistema mayor, de mayor alcance y orientador.
He aquí entonces un giro curioso de situación: el yo deja de ser el centro del sistema personal para convertirse en parte del sistema mayor y, contrariamente a lo que pueda suponerse, de este modo se beneficia porque se encuentra encaminado, porque recibe orientación.
Es común la falsa ubicación del yo frente a esta situación. Es el caso en el que a mayor desorientación más trata de preponderar, empeorando el conjunto paulatina o bruscamente.
La correcta ubicación del yo se da cuando se instala proporcionadamente en el conjunto general, beneficiándose del crecimiento de este conjunto.
No es posible participar ni favorecer el desarrollo de las cosas generales imponiendo las particularidades individuales. Tampoco es posible seguir en proceso sin actualizarse a las condiciones nuevas de cambio del lineamento general.
Hay corrientes de conducta que se basa en la exaltación del yo y la personalidad, no van en nuestra dirección en cierto. Nuestra línea es más bien otra, la exaltación de la obra común con individuos cuya mayor preocupación se concentra en hacer lo imposible para llegar a más y más personas cada día.
¿Tiende todo ésto a la eliminación del individuo y a la afirmación solamente de los conjuntos? No, los individuos van siendo guías de conjuntos y los conjuntos orientadores de grandes grupos humanos.
El individuo es así afirmado como tal y transcendido por su servicio, con la función con que cumple con los demás.
No olvidemos que el yo y la personalidad es lo más superficial de nosotros mismos y que nuestro "sí mismo" jamás es correspondido en una vida puramente externa o extraviada.
Facilitemos con nuestro rol esta tarea que llega hasta nosotros y nos trasciende como la luz al pasar por el cristal.
Lo transpersonal es eso, la gran tarea que debemos realizar, que empieza en cada uno y pasa a los demás. Tarea que depende de nosotros todos y que cunde porque es benéfica para mí, para ti, para nosotros y también para ellos.