Revista Cultura y Ocio

Lo único

Publicado el 08 septiembre 2017 por Icastico

Según una ex amiga, los hombres –jichos, decía– solo sabemos hablar de sexo. De follar, para ser más exactos. Le gustaba acercarse a un corro masculino en una reunión de conocidos y soltar, ¿qué, ya estáis hablando de lo único? Debo reconocer que a veces acertaba. Digo en mi descargo que, además de sexo (y futbol), abordábamos otros asuntos, no somos tan exclusivistas. No era difícil dar en el clavo. Cuestión de observación. Admiro esa capacidad de captar conversaciones cruzadas en cualquier espacio que tiene la mujer. Las filtra en un periquete y sigue la más interesante sin relajar el oído por si cambian las tornas y hay que arrimarse a otra de mayor enjundia. Si le preguntas te pasa un informe detallado del perfil de los grupos observados, incluyendo quien es quien, “el tipo de ahí está separado, la mujer de la derecha es su pareja y esa otra es la hija de él”. Por otro lado, el lenguaje corporal, sumado al tono jocoso, delata o ayuda a intuir cuándo se ha llegado al apartado ‘único’ en el ‘orden del día’’.

Debo decir, sin embargo, que cuando a mi ex amiga le apetecía follar salía a dar un garbeo o pillaba la agenda, según la urgencia. Solucionaba ipso facto. No era sexo lo que buscaba, sino un abrazo, contacto humano, arguía. El abrazo se complicaba y el pobre jicho que solo piensa en lo único acababa entre paréntesis o en medio de una sonrisa vertical, que es lo mismo según se mire. ¡Qué ventajas hallaba ella en seres tan simples! Yo no lo tenía tan fácil, por más contacto que necesitara pasaba más ‘hambre’ que el perro de un ciego. Esto de la comida era justamente mi argumento para defender lo único, si un jicho no come, todos los días pedirá comida, no vale lo de qué pesado estás, siempre pensando en lo mismo. Normal, una vez saciado cambiará el discurso. Ya podía el menda gastar pasta en cubatas o en teléfono para quedar. Y quedaba. Como estaba. Mucho discutí por ese doble rasero. Obviamente hay matices que seguro se me escapan, no soy experto ‘hormonólogo’. La mujer siempre gana o empata, decía un amigo (creo que se refería a la esposa, en este caso)

Con la crisis del 2008, la hiper mega estafa –una oportunidad, traducido al idioma del ‘coach’– lo único se complicó, hubo bares que colgaron el cartel de “prohibido preguntar por la cosa” porque, en efecto, era lo único de lo que se hablaba. A cualquier local que uno fuera preguntaba ¿cómo va la cosa?, para contrastar lo mal que iba. Desde 2010, lo único pasó a ser ‘el tema catalán’. No tengo nada que añadir a las toneladas de información, me pega que ya no hay palabras ni discurso que lo arregle. Ni voluntad. No quiero enemigos, ni más amigos, no tendría tiempo para atender a estos ni ganas de enfrentarme a los otros. Todo está dicho, lo bueno, lo malo y lo peor, aunque un disparate nunca se llena.

El 1-O parece uno-cero pero es 1 de octubre. Este partido no se gana ni se empata, lo pierden ambos equipos. No valen ni los árbitros, son los peores. No hay fair play ni ganas de practicarlo. Nada está atado y bien atado, aunque sea una frase de la España de blanco y negro. Unos quieren lo único: Unidad. Otros la separación, quieren sus corruptos (que nada tienen que envidiar a los nacionales), quieren sus propios recortes, sus pobres, quieren los mismos embaucadores que hablan otro idioma, quieren lo mismo pero con otra bandera solo que no lo saben o prefieren ser ciegos. Es un orgullo irracional, pero están en su derecho. No sé quien es más jicho. Estamos en manos de consumados ególatras ‘primero yo, después yo, y, si sobra algo, para mi’. Un bando es experto en rios revueltos, en charcas, diría que en ciénagas. Cuando alguien se mueve bien en la mierda tiende a enmierdarlo todo, ahí pesca mejor que nadie y vende muy bien el pescado. La mierda nos confunde, como la noche a Dinio. Si hablan de diálogo es una falacia porque se acaba en cuanto escuchan algo que no les gusta, si dicen que están dispuestos a negociar quieren el 100%, cero concesiones. Son unos provocadores, nada que no compense solucionar se soluciona en aras al rédito electoral. El asunto soberanista parte de la provocación de 2010, cuando el Tribunal Constitucional castró el Estatut de autonomía a instancias del PP. No hay choque de trenes, como se comenta, hay choque de egos. En un ego grande cabemos más gente que en un tren, por desgracia. Si se produjese un muerto o herido en Cataluña ya tengo mis culpables, no hacen falta furgonetas yihadistas para crear el caos, solo unos políticos de pacotilla.


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