Revista Sociedad

Lo urgente y lo importante

Publicado el 27 septiembre 2011 por Rojotransitorio @rojotransitorio
Lo urgente y lo importante

Lo urgente y lo importante

La política actual

El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones.

Estas fueron las palabras de Winston Churchill… Ahora la pregunta sería ¿Queda algún estadista hoy en día? La respuesta creo que es evidente: no, ni uno. Los políticos actuales se caracterizan por una endémica y paupérrima mirada de corto alcance. Para ellos lo que prima es el interés personal y el interés de aquellos poderes fácticos que les mantienen en el poder.

Con esa perspectiva ¿que vamos a hacer? La política se ha convertido en un buque a la deriva, sin rumbo y, aun peor, sin un destino predeterminado. Si al menos se conociera el destino, alguien podría tomar el timón para llevarla a buen puerto. Pero la cartografía se ha perdido y los tripulantes no saben ni leer el cielo para orientarse.

El estado de la nación y las prioridades

Está claro que gran parte de la culpa de la situación económica/social actual viene del hecho de que durante mucho tiempo los gobernantes sólo se han preocupado por ir añadiendo remiendos (según los criterios de urgencia que marcaba la actualidad) sin atacar las verdaderas causas de la cuestión: unos importantes problemas de índole infraestructural.

Es mucho más fácil poner un remiendo urgente en una rama (con el objetivo de perder el menor número de votos) que tomar una decisión importante que acometa los problemas troncales, o incluso aquellos endémicos en las raíces del propio árbol. Este último tipo de decisiones tiene un alto coste electoral y los gobernantes no se las pueden permitir.

Pero el árbol de nuestra sociedad empieza a mostrar claros síntomas de enfermedad. Y si se van postergando las decisiones importantes, la afección se hará cada vez más grave, y los costes sociales también: más vale prevenir que curar.

La política como reflejo de la sociedad

Pero vayamos algo más lejos ¿de donde salen estos políticos? Pues la respuesta es también evidente: de la sociedad que los ha criado. Por consiguiente, es la propia sociedad quien ha transmitido a los políticos los valores que consideramos endémicos y paupérrimos.

Si los políticos no son capaces de mirar más allá de sus propias narices para solucionar los problemas importantes y no los urgentes, es porque la sociedad que los alberga tiene el mismo problema. Y la sociedad está compuesta por una suma de individuos que marcan un vector, una dirección en la cual avanzar.

Creo que la mayoría de individuos (yo incluido) de esta sociedad estamos tan sólo preocupados por aquellos problemas que nos puedan acontecer en los siguientes meses, o años en el mejor de los casos. Quizás estemos sufriendo ciertos síntomas de algún tipo de enfermedad crónica (a nivel físico, emocional, mental o espiritual) pero nuestra falta de previsión/prevención nos impide detectarla y actuar para cambiarla.

Y cuando hablo en primera persona del plural, incluyo varios niveles, desde el individual al planetario. ¿Alguien es consciente de los graves síntomas que muestra el medio ambiente de nuestro planeta? La ecología sería un ámbito que sirve como claro ejemplo de una situación que somos incapaces de contemplar desde un punto de vista que abarque las generaciones futuras.

El signo de los tiempos: la carencia de auto-crítica

Por tanto, todos nosotros somos parte de esa sociedad que ha parido a los políticos de los que tanto nos quejamos. Los políticos son tan sólo una expresión de todo aquello que adolecemos como sociedad y como individuos. Quizás no nos guste la idea, pero, sintiéndolo mucho, es así. Perdonad, pero alguien lo tenía que decir.

O sea que antes de criticar abiertamente aquello que hemos parido, una clase política de bajos vuelos, deberíamos empezar por realizar un sano ejercicio de auto-crítica para determinar si podemos hacer algo por cambiar el rumbo de los acontecimientos. Y no sirve quejarnos y achacar la culpa a los demás.

Por ejemplo, deberíamos velar primero porque nuestros propios hijos (algunos de los cuales se convertirán en los futuros gobernantes) dispongan de todos aquellos valores que echamos en falta en ciertos estratos de nuestra sociedad. Y los valores principalmente se trasmiten de padres a hijos. Mafalda lo tiene claro pero ¿y nuestros hijos?

Como siempre: lo urgente no deja tiempo para lo importante. (Mafalda)


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