Revista Cultura y Ocio
Adrián es un adolescente singular y diferente, con rasgos de autismo, también es el séptimo hijo de Zacarías que a su vez es séptimo hijo. Es por ello que, en la zona en la villa en la que viven les etiquetan como lobisones, es decir, aquellos que en su interior tienen al demonio. Vive con su hermano Zenón y la joven e ilusa Choni, la novia de este y Compañero, un perro, los cuales tratan de ayudarle y enseñarle a convivir.
El padre del protagonista, Zacarías sufre esquizofrenia, en cambio Adrián autismo, es por ello que dicen estar malditos y les toman por locos. Ambos, cuando están expuestos a situaciones de presión es volverse violentos y huir hacia las montañas. Hasta que un día, su padre Zacarías llevado por la locura decide arrastrarle a una casa en lo alto de la montaña durante meses, allí todo se volverá irreparable para ambos.
Ginés Sánchez, desde la primera persona nos trasmite las claustrofóbicas sensaciones e sus personajes, los miedos y maltratos de Adrián a la hora de tratar relacionarse con los de su edad, o la paranoia y malestar constante de Zacarías en el momento de tratar de normalizar su vida. A lo largo de la novela se va desgranando las diferentes maneras de sufrir de todos aquellos que se cruzan con el protagonista ya que no saben cómo tratarle y es por ello que, cuando le maltratan ataca de manera desproporcionada a pesar de que trata de controlarse. También sabremos de los problemas de Zacarías a través de las cartas que este le envía a Celestino, su hijo, contándole su día a día en la convivencia, el trabajo y sus perturbables manías. Una narración inquietante, salvaje y un tanto gore que se vuelve sencilla, tierna y emotiva según avanzamos en el texto, todo ello lo convierte en un testimonio sobre la crueldad hacia lo diferente, sobre todo para aquellos marginados en esta sociedad en la que sólo importa el exterior, las apariencias. Una novela de crecimiento atípica por su forma, pues tiene un estilo simple de contar la historia de su protagonista, también por las partes de la narración en la que su padre, a través de las misivas cuenta todo lo que le ocurre ampliando y profundizando en la parte psicológica de sus personajes principales.
Recomendado para aquellos que quieran descubrir una historia de licántropos fuera de lo común pues, es un tanto ambiguo en ese sentido, también para aquellos que les guste las novelas que tratan sobre niños singulares, con una forma de vida difícil. Y por último para aquellos quieran descubrir la opera prima de un original escritor que sorprende mientras avanzamos en el texto.
Extractos:
El Zenón siempre estaba haciendo negocios. Siempre había muchas personas que querían hablar por teléfono con él. Por la noche también pasaba que venían los coches con los muchachos por donde estaba la furgoneta blanca y que ellos se ponían a hablar mucho rato con el Zenón y que luego le daban dinero. Entonces el Zenón se reía mucho. Mira, Adrián, decía, cuánto dinero. Y con el dinero que le daban al Zenón nosotros estábamos siempre comprando muchos chorizos y mucha carne y también huevos y pan. También algunas veces íbamos a un sitio que había muchos peces y muchas gambas y mucha gente y que allí se compraban todas las cosas. Comíamos muchas gambas. El Zenón también me compró muchos tebeos de Spiderman y de Hulk y de otras cosas. Adrián, me decía el Zenón, ven, que te lea tus tebeos. Y entonces yo se los llevaba y él me los contaba mucho rato hasta que venían los coches con los muchachos y que el Zenón se levantaba y se ponía a hacer negocios con ellos. Y eso pasaba muchas veces y el Zenón siempre se reía.
Me tienen aquí metido con los locos porque los abogados y los jueces dijeron que yo estaba loco. Los abogados se pusieron muy contentos cuando salió eso. Juana, que fue la que te escribió el año pasado, también se alegró mucho porque decía que así yo no tenía que ir a la cárcel y que podía seguir con el centro y el doctor Marco y con las pastillas. No te voy a mentir. Todo el tiempo, mientras salía si yo era loco o no, lo que yo quería era irme para la cárcel, por más que dijeran. Y ya sé todas las cosas que Juana y las enfermeras me decían: que yo ya estaba acostumbrado a estar aquí y a las enfermeras ya los médicos, que en la cárcel hay gente mala, que el sitio iba a ser diferente y a lo mejor no me acostumbraba. Pero aun así. Y es que este no es sitio para estar. Pero, bueno, luego Salió que yo estaba loco y que me quedaba y dije, pues me quedo. A ver qué iba a hacer. Y aquí estoy, con los locos. Te cuento que a lo primeo, cuando me trajeron para el centro, me metieron en el sitio donde están los idiotas y los muy viejos. Yo entonces no era una persona sino más un perchero o una silla porque, aunque todo lo veía y lo oía, todo me daba igual y tampoco mi cuerpo me hacía caso como para que no me diera. Ahí estuve no sé cuánto. Haciéndomelo todo encima y quedándome en la silla en que los enfermeros me ponían hasta que me llevaban a otra y me daban de comer. Luego me quitaron algunas medicinas y ya empecé a comer yo solo y a ir al baño yo solo.
Editorial: Tusquets Editores Autor: Ginés Sánchez
Páginas: 312
Precio:18 euros
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