Si he de seros sincero, no me ha cogido de sorpresa que , Batasuna, la Izquierda Abertzale, o como narices les dé por llamarse, haya publicado recientemente su adhesión a las reglas del juego democrático como recurso ad hoc para seguir en el candelero político, ahora que ya no les es tan fácil seguir asesinando. Su decisión de querer formar parte de la sensatez política y dejar de joder la vida a la gente se observa con un recelo más que razonable entre las fuerzas políticas y, como es de sentido común, entre todos los ciudadanos a los que aún nos queda algo de memoria. A estas alturas estos señores -perdonen el eufemismo- nos tienen acostumbrados a que, a menos que estés alerta, te asesten una puñalada trapera por la espalda. Aún así, han vuelto a jugar al poli bueno con la ciudadanía, sacando a la luz un programa político que -dicen sin despeinarse- busca "transitar por el camino del proceso democrático". Ahora los abertzales, además de mala hostia, tendrán un carné de partido con el que podrán vendernos su discurso de hooligans como si fuera la declaración de derechos. ¡Manda huevos!
Hace poco la jauría abertzale se reunió en pleno para aprobar un panfleto titulado "Zutik Euskal Herria", algo así como "El pueblo vasco en pie" (en fin, la retórica hiperbólica de siempre), en el que anuncian su repentina conversión al diálogo, la tolerancia y todos esos valores políticos que venimos recordándoles desde hace décadas como si habláramos con la pared. En esta ponencia intentan por un lado convencer a políticos y jueces de que su fe en la democracia es sincera, y por el otro le dan aceite a sus sabuesos para que no piensen que se han ablandado y demostrar con ello que aún siguen fieles al ideario fascistoide, marca de la casa. Cuando leí el documento me llamó poderosamente la atención que todo el texto es una enorme perífrasis egotista de esas que tanto estamos acostumbrados a oír los profesores de nuestros alumnos cuando éstos intentan pedir forzadas disculpas a través de múltiples rodeos en los que vienen a decirte que en el fondo eres tú el responsable, nunca ellos, de su delicada situación. Lean si no su histriónica letanía revolucionaria: "Hace 50 años Euskal Herria agonizaba. En este periodo de tiempo, gracias a la lucha, hemos recorrido el trayecto hasta abrir la opción de la constitución del Estado Vasco". Unas líneas más abajo no se cortan en repetir el mismo discurso victimista de siempre: "El origen de ese sufrimiento resulta evidente: la negación de los derechos de Euskal Herria. Esa negación provoca el conflicto político, y la estrategia represiva lo alimenta". Vamos, que tanto asesinato es en el fondo responsabilidad de la obstinación del Estado, que no les deja ser ellos mismos. ¡Pobre víctimas de la represión de un Estado totalitario que ahoga sus ansias de libertad, pobres! En fin, me reitero en lo dicho: ¡manda huevos!
"Iniciar el proceso democrático supone una decisión unilateral de la Izquierda Abertzale". Permitidme, pese a la gravedad de los hechos, que me ría. Se convierten en demócratas de la noche a la mañana por la ciencia infusa de su santa voluntad, sin tener en ello nada que ver el ahogamiento de su infraestructura militar. Supongo que casi 900 asesinatos lo consideran un record ya insuperable y es hora de retirarse con la pensión de diputados. Pero no se vayan todavía; aún hay más: "El proceso democrático debe traer consigo [...] dar pasos en la liberación de presos". Tenedlo claro. Si estos malamadre no consiguen ningún escaño (¡esperemos que así sea!), de seguro los admiten en el club de la comedia.
Cuando terminé de leer este manifiesto no me quedó, sin embargo, una sensación tan clara de haber asistido a un guión de comedia bufa, sino más bien a una solemne tomadura de pelo y a una nada sorprendente falta de respeto a la inteligencia ajena. ¿Realmente piensan que la ciudadanía va a estar dispuesta a vender la memoria de cientos de asesinados a manos de unos rottweilers descerebrados a cambio de esta conversión interesada y esperpéntica? ¿Realmente están convencidos de que su futuro puede ser convertirse en una nueva alternativa independentista para Euskal Herria? Un poquito de por favor. La ciudadanía no nació ayer. Dejen ustedes las armas y quizá cuando se nos pase la mala leche, podréis venir a vendernos las pócimas revolucionarias que os salga del moño, que para eso están las urnas, para mandaros a freír espárragos. Mientras tanto, oíd cómo el tiempo y la justicia se ponen por fin del lado de los que desde un principio fueron únicas víctimas de aquello que no tiene nombre ni futuro.