Revista Cine

"Lock and stock" de Guy Ritchie

Publicado el 11 diciembre 2009 por Troncha


Muchas veces las películas se vuelven confusas, no hay quien las comprenda o al menos lo que vemos carece totalmente de sentido. Todo esto las hace poco atractivas y acaban obligándonos a preguntarnos porque no se hizo todo de una forma más sencilla y sobre todo más increíble. En otras ocasiones lo que las tira abajo es lo fantasioso de la historia el que no podamos ver sitio por donde cogerlas y creer un ápice de lo que nos están contando.
Pues precisamente por todos estos defectos que describo en el párrafo anterior, es por lo que me gustan las películas de Guy Ritchie. Lo que más me gusta de todo el conjunto es que la historia va a ser de lo más rocambolesco, imposible intentar razonar nada de lo que acontece, debes entregarte a la imaginación y pensar lo más descabellado porque la probabilidad de que esto ocurra es mayor que de que sea de forma razonable.
La película es el colmo de las coincidencias, más bien un homenaje al cine de situaciones alocadas, en algunos momentos parece que estamos ante el más puro "slapstick", ante una obra de Chaplin o Keaton, sus personajes son auténticos clowns de los que el espectador no para de mofarse, porque realmente es para lo que están. Insisto en que lo razonable no tiene cabida en sus películas, las drogas o la capacidad de discurrir de sus personajes son los que marcan las inverosímiles situaciones en las que acabará inmersa la historia.
El ritmo del trabajo es buenísimo, no hay freno, todo es una marcha hacia adelante, acompañado siempre de buena música, el complemento perfecto para una acción trepidante y a la vez torpe de casi todos los personajes. Amante siempre de acercarnos un muestrario de sujetos de lo más peculiar, donde cada uno cumple una función por mínima que esta sea y al que le avalan siempre sus particulares cualidades y todo ello por supuesto bajo algún peculiar nombre o mote que casi siempre ha surgido en el ámbito de su entorno.
El uso que se hace de la cámara es culpable de que este ritmo tampoco baje, no nos situamos precisamente ante lo más glamuroso de la sociedad británica, ni ante profesionales del crimen sino más bien chapuceros, pero la forma en la que lo vamos a disfrutar en primordial y ese es uno de los puntos a favor de esta producción, la cámara al igual que nuestros protagonistas hay ocasiones que se coloca en situaciones inverosímiles, algo que acabamos agradeciendo también.
Una vez más el cine de Ritchie entretiene, agrada y nos hace reír, quizás el problema es que siempre da la sensación que estamos ante la misma historia, de momento a mi no me importa, pero es mi caso particular. Otros se cansan de ver lo mismo, no están dispuestos a ponerse una y otra vez ante los homenajes que el peculiar director parece rendir al desorden y al despropósito locuaz. Desde aquí mi consejo es que vean este y otros trabajos y ustedes mismos decidan el momento en el que se cansan, o no, quien sabe.
TRONCHA 


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