Corriendo el riesgo de ser considerado "antipatriótico", y después de haber echado un vistazo a los cortometrajes de animación que este año ha seleccionado la Academia de Hollywood (se han quedado fuera magníficos ejemplos de creatividad en corto como The piano cat), no puedo quitarme esta producción francesa que no me canso de ver. Logorama parte de una idea magnífica, consigue recrearla con extraordinaria calidad (y suponemos que con el beneplácito de las cientos de empresas que se reflejan en él) y además ¡es una historia de acción trepidante! Lo que hace de Logorama el mejor corto de animación de 2009 no es solamente el hecho de que resulte divertido ir descubriendo logos a lo largo de sus secuencias de perfecta ejecución, sino que encima resulta entretenido, bien escrito, con un desarrollo construido al milímetro. Y que después de varios visionados, sigue siendo igual de sorprendente.
No le pasa lo mismo a La dama y la muerte, y que conste que me parece un buen corto, pero que al segundo visionado va perdienco fuelle porque tiene la capacidad de impactar al inicio, pero tiene cierta tendencia a la reiteración. Y ya veremos si la buena gestión del "embajador" Antonio Banderas no consigue que finalmente se lleve el Oscar. Y nos alegraremos.
Igualmente, tanto Granny O'Grimm's sleeping beauty (que no pasa de una divertida anécdota), como sobre todo The french roast (hermosísima planificación y diseño de personajes), y por supuesto con el permiso de la última aventura de Wallace y Grommit, que siguen siendo tan clásicos como siempre, alcanzan una altura que hacía tiempo que no veíamos en esta categoría. Y eso que también se ha quedado fuera el último cortometraje de Pixar.
Pero Logorama es y seguirá siendo una perfecta producción que, sí, está realizada por una de las productoras de publicidad y videoclips más prestigiosas del momento (recordemos ese Citroen C4 patinador), pero que contiene una idea tan buena y creativa que independientemente de su presupuesto acaba siendo innovadora. El cortometraje incluye unos 2500 logos y marcas de empresas de todo tipo, principalmente de ocio, algunas de ellas clientes por cierto de H5, la productora. Y no es, como podría parecer, una visión acomodaticia ni mucho menos. Aquí los protagonistas son los muñecos de Michelín y el villano es ni más ni menos que Ronald McDonald, mientras el muñeco de la marca de caramelos Haribo enseña el culo al león de la Metro.
Y el final de la historia casi se puede comprender como una especie de visión apocalíptica de la crisis que ha tambaleado el mercado financiero mundial. Eso es Logorama, algo más que un simple corto de entretenemiento. Merece ser el ganador del Oscar de este año.