loki mata thor
THOR: UN MUNDO OSCURO
data: http://www.imdb.com/title/tt1981115
La saga de “Thor” se la comió Loki. Así de sencillo. Esta segunda parte de las aventuras del Dios nórdico no reescribe el género. Es apenas una eficaz y amena aventura, con un dejo de “El Señor de los Anillos”, sazonada con mucho humor. Todos cumplen su rol, los personajes son divertidos, los efectos (sobre todo con el uso del 3D) son más que correctos. Pero es de esas clases de película que se olvidan apenas uno deja el cine. Eso sí: nos acordaremos siempre del Loki interpretado por Tom Hiddleston.
Para que tengan una perspectiva: el Asgard y todos los mundos del Universo están a punto de perecer y eso es lo de menos. Lo que levanta la película y nos mantiene en vilo es el contrapunto entre Loki y Thor. Cuando Loki sale de prisión, el filme empieza. En el medio se destruyeron varios mundos. Pero, a los efectos prácticos, la película resurge con la irrupción de Loki en la trama. ¿Por qué sucede esto? Vamos a reflexionar pichones de guionistas.
Es cierto que hay una estupenda actuación de Hiddleston que tiene el don de la sutileza, fundamental para encarnar a cualquier villano que se precie de tal. En este caso es fundamental porque, recordamos, en la mitología nórdica Loki era una entidad ambivalente, un malo jodón, algo a mitad de camino, casi un malvado por simple travesura, el non plus ultra del timador. Y para ser un timador, tenés que tener cierto carisma para que te crean. No engaña el que quiere, sino el que puede. Bueno, Hiddleston logra esto. Cada parlamento suyo es un caramelo bañado en sarcasmo. Por eso funciona tan bien su personaje.
Y el otro motivo por el que funciona en términos dramáticos es porque el suyo es el único conflicto verdaderamente efectivo: los celos con su hermano Thor por el sillón de Odín. Nótese que hay otro contrapunto sobre el cual podría haber pivoteado esta saga, el amor de Thor por Jane en oposición a los deseos de Odín. Pero este conflicto no se potenció (por lo menos en estos dos capítulos; quién dice que con la estadía de Thor en la Tierra no se active para las próximas continuaciones). Cuando decimos que no se potenció es porque en realidad no hubo tensión y relajación entre los puntos del conflicto. Odín no se enojó en serio con Thor por querer una mortal. Por lo tanto es una oposición, sí, pero liviana. No usó trucos sucios, barreras que Thor deba sortear. En cambio, sí Thor debe confrontar con Loki y por eso funciona.
El tema de esta saga no es la lucha contra la Oscuridad y el Enemigo que puede destruirnos. Eso es un apunte marginal. El tema es cómo confiar en aquel que amamos y nos ha traicionado. Y por eso las escenas que funcionan no son las de las luchas contra los que quieren destruir el Asgard y el Universo todo. Lo que funcionan son los segmentos donde Thor y Loki interactúan y donde todo el suspenso está en sí Loki traicionará o no a Thor.
Que Loki se lleve las palmas del conflicto, superando al superhéroe protagónico, se debe a dos factores. El primero es la ambigüedad en la construcción del personaje de Loki, más rico, con más claroscuros que no nos permiten predecir su conducta. Thor es el clásico héroe sin mella (en la primera había una evolución: dejar de ser un soberbio irresponsable si quería ser un rey). Sabemos lo que podemos esperar de él. De Loki, todo es posible. Por eso nos atrae más.
Y el segundo factor clave está en el peso específico de los intérpretes. Y ahí, Tom Hiddleston le saca varios cuerpos de ventaja a Chris Hemsworth, rubicundo simpático y con lomo, pero más limitado actoralmente.
A estos ladrillos básicos se reduce la química de “Thor: un mundo oscuro”
Mañana, las mejores frases.