Lola Sueña Entre Algodones De Estrellas

Sí, leéis bien, hoy os voy a hablar de Lola. ¿Pero por qué de Lola? Porque Lola sueña entre algodones de estrellas. A ella le quiero dedicar este post, aunque sé que su olvido, (Alzhéimer), no la deje recordar que me conoce y que tiene un sitio privilegiado en la tienda y en mi corazón. (Su silla no está a la venta). :)

En estas fechas tan entrañables y en las que deseamos estar reunidos con toda la familia, hay muchas personas que no van a tener ese deseo cumplido. Una de ellas es Lola, "mi Lola" como yo la llamo cariñosamente cada vez que pasa por el umbral de la tienda.

Para mí Lola es dulce como el azúcar, delicada como una rosa y tierna como el algodón de estrellas. Su voz es ténue y entre una tímida sonrisa saluda, a veces, sin recordar si es la primera vez que me visita, o ya me conoce.

A sus 88 años recién cumplidos, vive entre sueños y olvidos, a causa del Alzhéimer.

Es de las pocas personas que tienen el "privilegio" de ser cuidada en casa.

No hace mucho que la conozco, pero no por eso no se ha ganado un gran huequito en mi corazón.

Casi cada día me visita con su cuidadora. Viene pensativa y mirando más allá de donde nosotros podemos llegar. Ella vive entre las estrellas, entre algodones de estrellas. Su mirada entristecida y cabizbaja deja entrever un deseo, sólo uno. Llegar a casa y encontrar a Francisco, su marido. Pero en su olvido, no recuerda que ya no está, que ya ha partido.

No hay día que no lo nombre por varias veces y que no desee verlo. Su olvido la engaña cada día y a cada instante y es su cuidadora la que cariñosamente le dice: "Lola, él ya no está, él ya ha partido". Por un momento su mirada cambia y se detiene, pensativa, intentando recordar, intentando razonar. Pero su olvido la vuelve a engañar...

Lola no quiere vivir más, no encuentra sentido a la vida, no encuentra consuelo al olvido.

Ya cuando nos despedimos su semblante cambia. Le gusta que la abracen, la acaricies y le des besos sin medida. Es en ese momento cuando logra vencer al olvido. La sonrisa adorna su cara y sus ojos se llegan de vida. Sus manos suaves se aferran y aprietan sin medida. Se siente querida. Sólo en ese instante me encuentro con Lola, aunque dure un pequeño momento es ella, no otra.

Yo sólo quiero que Lola recuerde que la queremos. Que nos encanta escuchar su voz ténue y tímida. Que nos sumergimos en sus abrazos y caricias, y que no nos importa que siga soñando entre algodones de estrellas, entre olvidos y risas.

Feliz Navidad "mi Lola".