Ya estoy aquí de nuevo. Por fin encuentro un ratillo para contaros mis cosas. Es que he estado súper-hiper ocupada y mi mamá también, pero no por mi culpa, no os vayáis a pensar. Que yo soy una niña muy buena, muy buena. Estoy pensando en ser un poco más malota a ver qué pasa.
Como hace mucho tiempo que no os cuento nada, voy a hacer un resumen de todas las cosillas que me han pasado estos meses. Bueno, todas, todas, no, que una también se reserva algo para su intimidad. Mi mamá ya me dice: "Tú, mantén siempre algo de misterio, cari".
Pues eso.
Este verano ha sido una pasada. He aprendido un mogollón de cosas. ¡Interesantísimas todas!
La más alucinante de todas fue que ya estaba harta de estar siempre sentada sobre el pañal así que me lancé a descubrir mundo. Ya puedo ponerme de pie a la velocidad del rayo si me apoyo en algo. Y gateo mucho más deprisa que mi mamá. A veces va corriendo detrás mía y me dice ¡que te pillo! ¡que te pillo! y no me pilla. Ya le digo que tiene que hacer más ejercicio, que se está haciendo mayor y que se tiene que entrenar y cuidarse más. Que aunque ella diga que los 37 son los nuevos 27, yo no me fio. Todo lo que pase de "unooo..., dooos..., teees..." ya es para hacerse un lifting.
¡Menuno miedito con Caravinagre!
Otra cosa muy molona es que mis papás me compraron unos muñecos y me dijeron que eran los gigantes de San Fermín. A mí los muñecos me gustaron mucho pero de todo lo que me explicaron no entendí nada. Y luego un día que salimos a pasear, me los encontré por la calle pero súper grandes, más altos que mi papá. Y había un montón de gente y de nenes. Unos lloraban y otros no. Yo no lloré porque lo quería ver todo y no me dio tiempo. Otro día, hace poco, los volví a ver pero la gente ya no iba de blanco y rojo y mi mamá me acercó demasiado a Caravinagre, que en muñeco mola pero el de verdad da mucho miedito y casi lloro. Pero como soy muy valiente, me aguanté. Mi mamá me dice que soy muy madura para mi edad y que está muy orgullosa de mí.Después fuimos a la playa. ¡Qué pasada! Yo no sé porqué mi mamá se ponía tan nerviosa con la arena, ¡con lo rica que está! De todas maneras aunque hacía mucho calor no me bañé en el mar. ¡Tanta agua junta! Había unos nenes con sus papás ahí llorando con toda el agua por la cara y a mí, llamadme segurola, pero me pareció mucho más divertida mi piscinita de colores.
Y ya luego fue mi cumple. Eso sí que me gustó cantidad. Estuve jugando con un montón de cosas nuevas y todo el mundo me hacía mucho caso y había globos de colores y me puse hasta arriba de Aspitos. Que ¿qué son los Aspitos? Si no lo sabéis es que todavía no conocéis lo bueno de la vida.
Donde sí que lo pasé un poco mal fue cuando me llevaron a la guarde. El primer día guay. Pero luego me dí cuenta de que tenía que volver todos los días y eso yaaaa... pues no es tan guay. Mi mamá dice que lo pasó fatal, que estuvo dos semanas con arañazos en el cuello de lo fuerte que me agarraba para no quedarme. ¡Qué valor! ¿Que ella lo pasó mal? ¿Y yo? Ahí, tirada entre desconocidos, sin mi osito ni nada. ¡Muy fuerte! Ahora ya voy contenta porque conozco a las profes y a mis compis y jugamos un montón y nos untamos de puré por todo.¡Mola!
Pocoyó es lo más que os lo digo yo.
Lo que pasa es que últimamente no hago mas que cogerme todos los virus de la guarde y mis papás también se los cogen en su guarde y ahí andamos todos, moqueando por todas partes y claro, a ver quién teclea una entrada con estos malestares. En fin, un moco todo. Pero continuamos que no es poco.
Y ya está todo. Bueno, solo me queda daros a todos montones de gracias por haber votado mis foticos del concurso. No penséis que se me ha olvidado. No hemos ganado nada. ¡Cachis! Mi mamá dice que lo importante es participar y saber perder. Pero ya os digo yo que eso son tonterías, lo que mola es ganar siempre, siempre, siempre. Os lo juro por Pocoyó.
Voy a decir a mi mamá que se escriba algo ella también, que ya le vale.
¡Hasta pronto caris!