Revista Cultura y Ocio

Lolita mía

Por Jcbarona
Me encantan las ideas que saltan como cervatillos, pero no las prefiero a las que se posan ahí como esperando el momento de ser abordadas y comprendidas. Tal es el caso de ésta que ahora comentaré. La honda impresión que me produjo el desenlace de la novela Lolita del gran Vladimir Nabokov.

Es un autor con el que di casi por casualidad en la librería del hospital madrileño en el que trabajaba mi mujer y donde le hacían descuentos estupendos. Preguntando por las novedades a la librera, me recomendó una antología suya de cuentos que me sedujo por completo. Fue por eso que decidí leer después Lolita, su obra más conocida.Lolita míaYa sabéis de qué va pues hasta adaptación al cine tiene, y la característica de constituir la descripción de todo un estereotipo. Valdría la pena recuperar la descripción de una de éstas ninfas según el protagonista: un tipo psico-físico muy concreto de jovencita. Y, como ya os anticipaba, la resolución del libro, que a mí me tiene sumido desde entonces en una estupefacción, siquiera sea de fondo, que no me ha abandonado hasta hoy.Tan convencidos como estábamos —personaje y lector— de haber sido aquel el promotor, instigador y protagonista principal del despertar sexual, vital incluso, de la cría; con todo un libro que lo demuestra, para escuchar de labios de la niña que todo eso estaba muy bien pero que el que le hizo perder la cabeza es un hijoputa que pasaba de puntillas por la novela…Es algo que refleja lo que pasa en la vida tantas veces. Ya puedes emplearte a fondo, enamorarte como un náufrago, hacer lo indecible por la persona en cuestión, que nada ni nadie te garantiza ser, no ya respondido, sino recibido en los mismos términos, ni en todo caso para siempre. Lo que puedes evitar que nadie te arrebate es tu vivencia, tu personalísima sensación, o certeza incluso, de haber vivido algo insuperable. Que, por fortuna será, a la vida le encantan las apuestas y ya intentará mejorártelo (o desbaratártelo de rabia) contra todo pronóstico. Pero lo que el otro piense, viva o sienta, eso nunca será de tu gobierno. Jamás podrás estar seguro de que coincida con tu vivencia, ni en el caso excepcional de producirse —lo que obra el milagro del amor correspondido— cuanto vaya a durar en el tiempo, y la memoria.Disfruta de Lolita mientras puedas, antes que se haga mayor y se convierta en Lola, en Dolores, y venga el golpe de viento o el hijoputa que se la lleve.



Volver a la Portada de Logo Paperblog

Dossier Paperblog