Revista Opinión

Lolita´s

Publicado el 13 febrero 2020 por Carlosgu82

El otro día fui a ver Lolita.

Bueno, vi Lolita, y también Lolita, sendas adaptaciones del libro de Nabokov aquellas de Adrian Lyne (del 97), y del maestro Kubrick (del 62)

Andaba con bastantes ganas de ver la película de Kubrick (al cual considero cineasta de referencia), ya que un día antes de verla me había acabado el libro, así que me dije «vamos a comparar, que quiero escribir la reseña». Me di cuenta entonces de que existía, pues la versión original, la que ya he mencionado, y un remake de un tal Adrian Lyne creado allá por el 97, por ello, pues me puse a investigar a ver quién era este hombre… «Atracción fatal», «Una proposición indecente», yyy, ¡»La escalera de Jacob»!, aquella grandísima película de Tim Robbins, y a la cual yo tengo en un altar. Bueno, el caso es que, y en correlativos días, pues me vi ambos largos, primero, la más actual, y segundo, la «clásica»

La de los 90 es más, ¿cómo decirlo?, más visual, más «plástica», más provocadora y con intención determinada a «llamar la atención», de lo cual bien se encargará Dominique Swain encarnando a una Lolita muy sexualizada pero, a mi juicio, mucho menos sexy y morbosa que la interpretada por Sue Lyon, allá por los 60, la cual dejará más patente ese aura de misterio y curiosidad, así como de una morbosa inocencia infantil, diana certera del pecaminoso dardo asqueroso del erudito docente.

Opino que ambas Lolitas están bien interpretadas y transfiguradas, aunque bien es cierto que son muy diferentes entre ellas. Si bien una es más directa que la otra (aunque menos sensual), no creo que ello sea debido a la interpretación de las actrices, o a los designios del director, sino a la época en la cual ambos largometrajes fueron rodados, quiero decir, una niña pre-adolescente de los 60 probablemente se comportara a un nivel primario de interacción sexual con sus semejantes como bien lo expresa la actriz en la película de Kubrick, por contra, en el largo de los 90, y aunque esté basado en las mismas época y circunstancias temporales, el personaje de la pre-adolescente creo que adopta una actitud más cercana a la de una adolescente de finales de los 90, lo cual lo considero no tan acertado si entendemos que ambas películas hablan del mismo libro (¿es mi idea un poco confusa?, puede ser) ambientado en los años 40.

La película de Lyne es más fiel al libro, transcribirá y plasmará fielmente escenas y diálogos directamente del texto, no dejando demasiado a la interpretación libre que sí deja patente Stanley Kubrick, el cual alterará un poco a su juicio y quehacer los altos y bajos del libro, dándole un protagonismo evidente al personaje de Clare Quilty, otro enfermro como Humbert excelentemente trabajado por el grandiiisimo Peter Sellers, actor al cual, y como siempre, da gusto verlo en pantalla aunque en este filme se dedique a encarnar a un pedófilo asqueroso, vicioso, y plagado de tics fruto de una represión sexual más que evidente. Al personaje de Humbert Humbert le dará vida, respectivamente, Jeremy Irons en la del 97, y James Mason en la del 62, ambos dando vida con acierto adecuado a un pedófilo culto, letrado, y arrogante, con el cual, y a diferencia de muchos otros antihéroes (¿podría llegar a considerarse Humbert Humbert un antihéroe?) nadie en su sano juicio llegaría a guardar una mínima empatía aunque muchos de sus actos podamos interpretar que provengan de un amor enfermo y deleznable hacia su Lolita.

En resumen: la película de los 90 es más visual, más «fácil de ver», más atractiva por el desparpajo de ella y el carisma de él si queremos decir, pero la de Kubrick es mejor película en general, y atesora más calidad.


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