Situado en el corazón de la Europa, Lombardía representa un puente hacia el Mediterráneo. Una posición estratégica en la ruta principal que une Europa del Este y el Oeste. Con sus casi 10 millones de habitantes, repartidos en una superficie de unos 24 000 kilómetros cuadrados, han convertido a Lombardía en un símbolo de modernidad y desarrollo, presentando una belleza natural muy atractiva y realzado por un patrimonio artístico y cultural de primer nivel.
Naturaleza
Enclavado entre las montañas de los Alpes y el curso del río Po, la región da, en las vastas extensiones del valle del Po, lugar a espectaculares y pintorescas vistas con paisajes de montaña alpina. El verde es el color dominante. Los parques y reservas naturales cubren más del 20% toda la región de Lombardía. Una parte del Parque Nacional de Stelvio, el mayor de Europa, se encuentra aquí. La región también cuenta con un encanto especial: el Lago de Garda, el Lago Maggiore y el Lago Como, protagonizan paisajes que son un atractivo turístico de primer orden.
Historia
La ubicación de la Lombardía ha favorecido desde los tiempos prehistóricos los asentamientos humanos: como testigos están los grabados rupestres encontrados en muchos valles de la región. Capital del Imperio romano en el siglo III DC, Lombardía contiene evidencias de la evolución de las corrientes históricas más importantes. Durante siglos fue crucial para el desarrollo de la región el papel que en la Edad Media llevaron a cabo las abadías benedictinas, que transformaron la tierra pantanosa bañada por el Po en un llanura fértil que permitió asentar las bases para la creación de una artesanía y comercio pujantes.
En la época moderna y derivada de su posición estratégica se convierte en el estado más relevante de la monarquía hispánica durante casi doscientos años. La conexión entre Milán y Bruselas (El Camino Español) es el cordón umbilical que partiendo de la Lombardía permite a la corona española conectar sus territorios europeos. Esta ruta segura convierte a la región en origen y destino de inagotables intercambios culturales y económicos. Buena muestra es la cantidad de palacios y construcciones religiosas que han llegado a nuestros días. El siglo XVIII trajo el cambio de la monarquía reinante, pasando al imperio austríaco que fue, sin embargo, aplastada por Napoleón a finales de ese siglo. El siglo XIX convirtió a Lombardía en uno de los centros intelectuales de la unificación italiana que consiguió materializar a mediados de siglo.
Cultura
La riqueza de la historia de Lombardía encuentra su expresión en las obras de arte y la monumentos en su territorio: el famoso fresco de la Última Cena de Leonardo Da Vinci, el Torrazzo Medieval de Cremona, el Teatro de La Scala (templo de la Ópera), El Pallazo Marino (sede del ayuntamiento de Milán), ... Una variedad y riqueza que atraen cada año a millones de visitantes. A su vez, los lombardos son grandes viajeros que promoviendo el intercambio cultivan, a su vez, su amor por la cultura.
Las provincias que la forman son: Milán (capital), Pavía, Como, Lecco, Sondrio, Mantua, Bérgamo, Brescia, Cremona, Lodi, Monza, Brianza y Varese.
El Camino Español
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