Pero lo que hace destacabale a este musical es el espectáculo. Lo dirige Matthew Warchus, que ha dirigido óperas para la English National Opera, musicales como The lord of the rings y Tell me on a sunday, y también obras como Art y God of Carnage, de Yasmina Reza, o Hamlet, para la Royal Shakespeare Company; es decir, con un serio currículum. Su trabajo en Ghost es impecable, y se apoya en una producción discretamente espectacular (es decir, sin excesos), donde los efectos especiales están primorosamente hechos (vi la obra desde la primera fila y no fui capaz de descubrir ninguno de los trucos). Mención aparte para las excepcionales luces de Hugh Vanstone, tan sutiles como efectivas, y que con tonos azules saben darle al protagonista masculino su apariencia fantasmal en medio de escenas iluminadas con colores calientes.
La estadounidense Caissie Levy (a mí me recordaba a Nancy Travis en la serie Becker) y Richard Fleeshman (con un aire a Timothy Hutton) son dos espléndidos protagonistas; ella, especialmente, es una magnífica cantante (ha protagonizado en EE.UU. musicales como Hair, Rent o Wicked. Les acompaña una divertida y dinámica Sharon D Clarke en el papel que le valió a Whoopi Goldberg el Oscar a la mejor actriz de reparto.
Y sí: no se han olvidado de la escena de la alfarería.