Revista Comunicación

Londres Noir: crimen e historial social

Publicado el 10 febrero 2016 por La Cara De Milos La Cara De Milos @LacaradeMilos
Londres Noir: crimen e historial social

Londres Noir. El libro negro del crimen es una traducción selecta (creo que la primera y la única que existe en castellano en la actualidad) del célebre The Newgate Calendar británico, el libro que recogía los crímenes más famosos, espeluznantes o no, y los criminales más notorios, despiadados o no, de la Gran Bretaña entre el siglo XVIII y el siglo XIX, lo que allí fue ya la completa modernidad histórica. Con Londres Noir, los siempre geniales editores de La Felguera, han querido acercar a los castellanoparlantes una selección de los highlights de dicho mamotreto, ya que, como reconocen en la introducción, de haberlo publicado entero habría ocupado más de 1000 páginas (tampoco hubiera estado de más hacerlo en tres volúmenes).

Sea como fuere, con Londres Noir hay que quitarse de nuevo el sombrero ante los agentes de La Felguera, ya que nos han brindado un trabajo editorial exquisito. Cierto es que la traducción (me atrevo a decir que más bien la corrección), en momentos puntuales, resulta ligeramente descuidada, pero ni siquiera puede catalogarse este hecho como una mácula. Por el contrario, se merece celebrar con sexo y drogas duras el resto de la edición: ¡aún existen humanos que consideran el libro como un arte! El texto de Londres Noir viene acompañado de unas ilustraciones de época, del propio The Newgate Calendar, así como de un prólogo inédito de Charles Dickens, que hacen que su valor como documento histórico cotice mucho más alto. Amén de la presentación, con un poderoso tamaño, y la alternancia de tonos y hasta de olores: ¡este libro huele a libro!

Londres Noir: crimen e historial social

Respecto a su contenido, como señalaba un poco más arriba, Londres Noir brilla más por su valor como documento histórico que como divagación literaria realista con la que saciar el morbo que provoca la curiosidad por el crimen. El título es capaz de generar confusión. Con Londres Noir uno (y una) puede llegar a imaginar historias de gángsters, de asesinatos macabros sin resolver, de asesinos en serie, y, aunque Londres Noir contiene en mayor o menor medida todos esos ingredientes, no se trata de una disección del crimen, sino de una exposición. Una exposición histórica. Mientras se lee, se aprende sobre la sociedad de ese siglo entre 1750 y 1850; sobre cómo trabajaban las personas; sobre la pobreza; sobre el comportamiento social; sobre los barrios; sobre la política; sobre la justicia; sobre el castigo; sobre la conflictividad social; sobre la política internacional; y, por encima de todo, sobre la situación histórica de Gran Bretaña en una época que para ella era ya la plena modernidad (pensemos que en España, en 1750 aún existía la Inquisición y acababan de llegar los Borbones). Leyendo el relato de ese narrador anónimo, y cambiando los ropajes y quitando la alta tecnología, uno tenía, ya entonces, los elementos principales de ahora.

Londres Noir: crimen e historial social

Una prueba sobre mi afirmación acerca de la importancia histórica de tal documento, lo encontramos en un extracto del relato sobre los disturbios de Londres de 1780, en el que la visión clasista de la élite de la época, que en parte perdura en la actualidad (más de dos siglos después), queda de manifiesto:

Entre los juzgados y condenados, hay varias mujeres y niños, negros, judíos, gitanos y vagabundos de todo tipo, aunque ningún individuo mínimamente respetable o de buena reputación: los desechos de la sociedad, en definitiva.

Pero claro que hay sitio para el morbo en Londres Noir, como lo hay también para la risa y la reflexión. Por sus páginas pululan el caníbal Sawney Bean, el pícaro William Maw, mártires políticos como los de la Conspiración de la calle Cato, timadoras y herejes como Mary Bateman u hórridos crímenes para los que aun hoy no existe explicación satisfactoria sobre su motivación, como los comandados por John Williams. Un libro que conservaré con todo el mimo que se merece.

Esta obra está licenciada bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.


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