Revista Opinión

Londres promete un golpe fatal a paraísos fiscales pero las ONG son pesimistas

Publicado el 15 junio 2013 por Santibenitez
El primer ministro británico, David Cameron, en Londres el 14 de junio de 2013. El primer ministro británico, David Cameron, en Londres el 14 de junio de 2013.
(©Pool/AFP)

Después de una serie de espectaculares avances, Gran Bretaña prometió un giro decisivo, en el G8, en la lucha contra el secreto bancario y la evasión fiscal, pero la sociedad civil, pesimista, ya predice una ocasión perdida en esta cumbre.

La fiscalidad figura, junto con la transparencia y el comercio, entre las tres prioridades de la agenda de la cumbre elaborada por Londres, que preside este año el grupo de grandes potencias (Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Canadá, Gran Bretaña, Italia y Rusia).

La cumbre de jefes de Estado y de gobierno, que se lleva a cabo el lunes y el martes en Irlanda del Norte, estuvo precedida por declaraciones marciales. El primer ministro británico, David Cameron, afirmó que la “ambición” del G8 de Lough Erne era la de “tumbar los muros del secreto bancario”, con “medidas concretas”. “Los paraísos fiscales deben ser erradicados en Europa y en el mundo”, afirmó por su parte el presidente francés, François Hollande.

El contexto es favorable: la presión, que parecía haber caído luego de los progresos de 2009, está nuevamente presente. Primero una nueva ley estadounidense, FATCA, impone a todos los bancos proveer a Estados Unidos todas las informaciones sobre los haberes de todos los contribuyentes estadounidenses. Y las revelaciones periodísticas ‘Offshore Leaks’ dieron el sentimiento que los días de opacidad estaban contados.

Como resultado, algunos bastiones del secreto bancario, como Suiza, comienzan a vacilar. La Unión Europea (UE), durante mucho tiempo dividida sobre el tema, parece que quiere recuperar su atraso, aunque Austria y Luxemburgo continúen arrastrando los pies. Los dirigentes del G8 deberían por lo tanto pedir “un verdadero sistema mundial de intercambio automático multilateral de informaciones”, según un proyecto de comunicado final. Pero sin medidas concretas.

El otro frente abierto por David Cameron concierne a las estrategias de las multinacionales para escapar al impuesto recurriendo a sus filiales en los paraísos fiscales. Las revelaciones sobre estos grupos que no pagan casi nada a pesar de sus actividades florecientes, desde Starbucks a Google pasando por Amazon o Apple, se multiplicaron en Europa y en Estados Unidos.

En el Ulster, las grandes potencias, que buscan mayores ingresos fiscales, van a sostener el plan de acción que presentará este verano la Organización para la Cooperación el Desarrollo Económico (OCDE). Queda el punto más sensible: los ‘trusts’ y otras empresas fantasma, todas esas construcciones jurídicas que permiten disimular los verdaderos beneficiaros de una cuenta ‘offshore’.

Londres puso en agenda la transparencia sobre los beneficiarios reales de las empresas, subrayando que también se trata de luchar contra el lavado de dinero. Para mostrar su buena voluntad, David Cameron pidió a los territorios de ultramar británicos y las dependencias de la Corona, conocidos por ser paraísos fiscales, como las Islas Vírgenes o las Islas Caimán, que se unieran a los esfuerzos. Sin resultado garantizado, ya que algunos, como Bermudas, se niegan a firmar un acuerdo por el primer ministro, amenazado de desaire la víspera del G8.

Las organizaciones no gubernamentales (ONG) reclaman “registros públicos de los propietarios y beneficiarios reales de las empresas y otras estructuras jurídicas”, explicó Mathilde Dupre, coordinadora de la Plataforma paraísos fiscales y judiciales. “Estamos lejos”, se lamenta, subrayando que el comunicado final sólo prevé por el momento imprecisos “planes de acción nacionales”. “Sobre los registros, Cameron fue incapaz de transformar”, estimó por su parte Guillaume Grosso, de la ONG ONE fundada por el cantante Bono. Según Grosso, Washington y Moscú militaron contra lo que “habría sido un gran avance del G8″. “Es una ocasión perdida”, advierte, “estos temas amenazan con caer en el olvido”.

 

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