Camaradas,
La Luftwaffe prosigue incansable su campaña de bombardeos nocturnos. Londres se ha convertido ya en una ciudad en ruinas incendiadas en la que las pocas casas que todavía se mantienen en pie han de taponar sus ventanas con tablones, después de que las bombas hayan reventado una y otra vez sus cristales hasta agotar todas las existencias. Se dice que ya no hay vidrio suficiente en Londres ni para botellas de leche. Los civiles han de emplear cacerolas y otros utensilios a cada cual más extravagante, habida cuenta de la campaña de recogida de aluminio que el Gobierno británico lleva organizada desde hace meses.
El curioso espectáculo que se ofrece estos días en una biblioteca londinense.
Durante el día, formaciones rápidas de caza-bombarderos irrumpen en Gran Bretaña y atacan sus objetivos sin que la RAF pueda interceptarlos a tiempo debido a su velocidad. Se han producido hasta cuatro ataques distintos de esta índole durante la mañana y las primeras horas de la tarde, con un total de casi 300 aparatos.
Además de los ataques aéreos convencionales, una mina sembrada desde el aire en la región de Humber se ha cobrado hoy una víctima: el destructor HMS Venetia, que en la imagen se ve escorado tras encajar el impacto.
A las 8:35 horas, la primera formación de cazabombarderos con más de 20 de aviones ha penetrado en Inglaterra y se ha dirigido a Londres. A las 9:52, dos oleadas con más de 32 aviones han alcanzado Dover. Pocos minutos después, 26 aparatos adicionales han sobrevolado Kent. Luego, entre las 12:00 y las 12:30, más de 100 aviones han penetrado al interior de Inglaterra en Lulworth. Los británicos han reunido 9 cazas para atacarlos.
A las 15:10 se ha producido el último ataque, con dos oleadas de más de 65 y más de 80 aparatos separadas un cuarto de hora entre sí que han atacado varios objetivos en Kent. Durante todas estas acciones, la Luftwaffe ha perdido 3 aparatos frente a 5 de de la RAF.
Artillería pesada alemana abre fuego desde Calais.
Al otro lado del Canal, sobre los blancos acantilados de Dover, caen los proyectiles de artillería.
Por si no tuviera suficiente Gran Bretaña con los bombardeos de la Luftwaffe, a estos hay que añadir el fuego de las baterías de largo alcance emplazadas en Calais que regularmente martillean la costa de Dover. Para los ingleses sería fácil evacuar toda la zona que queda al alcance de estos cañones, pero el pánico a un desembarco los mantiene aferrados a su tierra como garrapatas.
Es lebe Deutschland!