Long John Silver #1 y #2

¡Plegad velas!; ¡Arriad el foque!. Llega Long John Silver, ex contramaestre del Capitán Flint “el pirata mas sanguinario que alguna vez haya vivido”, y ya sabemos que tras esa cojera y su lengua rápida y andares algo torpes, se esconde una mirada de gran depredador. Pero antes, pongámonos en situación:

¿Estamos preparados para aventurarnos en aguas profundas y llenas de peligro?.

Observa esta imagen:

Las últimas películas sobre piratas, nos han vendido ese aire aventurero pero con honor de quien lleva en lo mas alto la bandera negra con la calavera. Pero, ¡ay!, nada es mas peligroso que un pirata. Y nadie nos lo narró mejor que Stevenson en su Isla del Tesoro. Aquel Long John Silver te metía el miedo en el cuerpo. Xavier Dorison y Mathieu Laufray, nos embarcan en una aventura prodigiosa, peligrosa pero imposible de no realizar: Nos llevan en busca de un tesoro, pero con la traicionera compañía de Silver, aquel que una vez navegó, codo con codo, con el Capitán Flint.

Hacía tiempo que no disfrutaba tanto con un cómic. Bueno, con dos. Porque de los cuatro que completarán la aventura, hemos degustado únicamente dos. Pero, ¡vaya primera parte que se marcan!.

La historia que nos cuentan, nos lleva a conocer a Lady Vivian Hastings, noble venida a menos gracias, sobre todo, a las aventuras de su marido, empeñado en encontrar lo que los exploradores españoles nunca vieron, por mucho que los nativos les embaucaran entre leyendas, mitos y verdades a medias. Hablamos de las ciudades míticas, aunque en este caso se trata de Guyanacapac.

Lady Vivian Hastings, además de no esperar a su marido, recibe la noticia de vender todo para que su esposo continúe su búsqueda, esta vez con claros visos de llegar a buen término. Lord Hastings, espera que su “mujercita” espere pacientemente, mientras que su hermano zarpa en su ayuda. Y aquí topamos con Lady Hastings, quien no se quedará cruzada de brazos y será una de las pasajeras. ¿Cómo entra Long John Silver en todo ésto?. Pues a través de otro de los personajes de la novela de Stevenson y gracias a las maquinaciones de la no tan noble Vivian.

Long John Silver sabe a mar. Es una sensación que se respira cuando abres, sobre todo, el segundo tomo. Los autores transmiten lo que ocurre en cubierta, así que te crees dentro de la tripulación. Con cada página, seremos testigos del peligro que guarda tener a Silver entre los marineros. Lo vamos viendo paso a paso, con esa sensación de lo que está destinado a ocurrir. Pasamos del viaje de aventuras soñado a una pesadilla para quienes no conocen el peligro del mar y de quienes lo recorren en fragatas, veleros o cualquiera de las naves que navegaban en el s. XVIII. Si en algo destaca Long John Silver es en que recupera la esencia de la Isla del Tesoro.

Hay que reconocer que, como si del mar se tratase, terminas el segundo tomo pensando en el tercero, en embarcarte de nuevo cuando casi no has terminado de acabar una travesía.

¡Sentenciado estoy a muerte!
Yo me río;
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena,
colgaré de alguna entena,
quizá en su propio navío.

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