Revista Salud y Bienestar

Longitud, latitud, mapas y rutas

Por Enferevidente @EnferEvidente
Longitud, latitud, mapas y rutas
El pasado 20 de Enero durante la I Acción Enfermera un@s 80 enfermer@s de España tuvimos ocasión de asistir a un interesante intercambio de realidades y argumentos sobre diversos temas que nos afectan y preocupan (o nos deberían preocupar).
En la semana siguiente el debate sobre el tema que quiero tratar ha continuado en las redes sociales (sobre todo en twitter) aderezado con dos entradas de personas en mi opinión destacadas en el mismo +Alicia Negrón Fraga @Alicia82Mad (1) y José Ramón Martínez Riera (2).
El tema no es otro que la estructuración de los diversos niveles y modalidades de prestación de los servicios profesionales de cuidados que conlleva o debería conllevar una auténtica carrera profesional enfermera.
Aunque anteriormente he tratado de llamar la atención a la realización de una especie de "ingeniería inversa" invitando a mirar el tema al revés y tratar de defnir lo básico ahora quiero hacer el difícil ejercicio de dar un paso atrás y mirar el tema desde todo lo lejos que pueda añadiendo la dificultad de no haberme leído lo escrito en RRSS por gente significativa con conocimiento y la cabeza bien armada como @castrocloud y @leticiasmartin.
Lo primero a considerar es que hay ciertas realidades plenamente consolidadas, algunas reconocidas por la normativa y otras no y algunas injustamente mantenidas pese a existir legislación; el hecho es que la legislación no se corresponde con la realidad. Existen especialidades con diversos grados de implantación en el esquema del SNS y también existen puestos de EPA con diverso grado de reconocimiento en los centros y servicios de salud.
Es sangrante que se esté formando a profesionales de los que se duda de su capacidad de desempeñar su puesto de trabajo desde el día siguiente de su graduación, es sangrante estar formando especialistas para puestos inexistentes y es sangrante tener a especialistas sin reconocer su titulación por no realizar la prueba correspondiente.
Lo segundo es que la estructuración de la prestación profesional en un sistema de salud a nivel de estado es algo que afectará a la población a cuyas necesidades presentes y futuras (las que las proyecciones demográficas y epidemiológicas predicen) debe atender como primera y casi única referencia. Por desgracia la ley general de sanidad se enfocó en hacer la necesaria descentralización de la gestión de la asistencia sanitaria pero no creó (visto lo visto en estas décadas) mecanismos efectivos de definición de estrategias.
Con esas premisas ¿cómo estructurar la prestación de servicios de cuidados profesionales? en aquella entrada de 2014 en la que mostraba todas "mis cartas" y en aquella escalera que propuse en 2015...
Longitud, latitud, mapas y rutas
...faltaba la "rosa de vientos" que orientase la definición de que puestos, áreas de trabajo, campos clínicos... deberían clasificarse en cada "nivel" (en 2014 definí 4 y en 2015 5). Ahora tras galopar con mi flaca por El bierzo tengo claro que las coordenadas de esa rosa de vientos han de ser:
Autonomía/Responsabilidad y Complejidad (de casos o técnica).
Como ya dije creo que hay que partir de las realidades existentes aunque está claro que se deben hacer reformas legislativas para encajar en el sistema de retribuciones esos niveles profesionales y que en el camino puede que caiga algún mito como el "derecho de pernada" o canas y arrugas; vamos, ya puestos a cambiar removamos las bases mismas del sistema administratitvo (ojo no sus principios).
Así pues iríamos a un "mapa variable" en el que las necesidades de las personas influirian en la planificación de los puestos de trabajo y en las competencias/habilidades/habilitación que se necesitaría para ellos así como las responsabilidades y retribuciones que llevaría aparejadas
En cuanto a la formación habilitante para esos puestos desde luego hace falta un gran componente práctico pero no sólo durante la formación sino, y me vais a apedrear, incluso para acceder a ella... vereis ¿a nadie le llama la atención que pueda llegar a ejercer una enfermera especialista con sólo 3 años de experiencia laboral (los del EIR)? Si en el acceso no se exige ninguna experiencia previa esto no es improbable porque, además, con el panorama que hay much@s de l@s recien graduados piensan directamente en presentarse al EIR.
Las consecuencias de esa falta de experiencia laboral no es necesario que las relate y, salvo que durante la residencia se realicen prácticas en simulación, veo difícil cubrir eso en 3 años de rotación que, además, deben centrarse en los temas propios de la especialidad.
No va a ser un camino sencillo y seguramente no acabará a gusto de tod@s pero lo más importante ahora sería establecer canales de comunicación que permitan a las voces de la universidad, la investigación, la práctica clínica y las sociedades científicas nutrir de contenido una hoja de ruta hacia un nuevo mapa de estructura de prestación de servicios de cuidados que permita un planteamiento razonable para la sociedad a la que queremos y debemos servir.
Postdata:
No me gusta nada el planteamiento de esos períodos de "práctica tutelada" o como quiera que se les quiera llamar... Portugal ya los ha planteado pero creo que desautorizan gravemente la formación que reciben los actuales graduad@s y compromete la imagen de la profesión.

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