En el “Magazine” del pasado domingo se publicaron unas instantáneas del Sr. Iglesias ofreciendo una imagen diametralmente opuesta a la que ofrece como político. Esta tendencia de los políticos progresistas hacia el papel “couché” es notoria y casi tradicional; recuerden vds. las féminas del primer gobierno zapateril posando para Vanity Fair en Moncloa sobre abrigos de pieles. En esta ocasión, D. Pablo se suelta la melena, nunca mejor dicho, y recoge que la izquierda ha impuesto más normas de moda que otras ideologías, y no le falta razón. Esa suerte de aversión que el político emergente tiene hacia los trajes y las corbatas no implica, ni mucho menos, que desatienda su imagen; más al contrario, cuida hasta el mínimo detalle en sus apariciones públicas, tratando de aproximarse al “colegueo” propio de ese pseudoprogresismo ombliguista vestido de participación y democracia. De todas formas, nos sorprende que el célebre líder morado imite el posado de Dª Soraya, hace ya unos cuantos años, y que fue criticado por propios y extraños. ¿Le habrá preguntado a Dª Tania si quedaba favorecido en las instantáneas?. Quién sabe…