De pequeña, quería ser actriz o bailarina. Mi madre me apuntó a baloncesto y la Humanidad perdió la versión femenina de Baryshnikov. Como además, desde la infancia coqueteaba con el enanismo, nunca le vi futuro a aquello del baloncesto. Y de aquellos polvos, vienen estas pequeñas frustraciones. Las que hacen que el moño y el tul sean un must. Hoy, imitamos el look bailarina. Para este truco necesitaré un moño (yo creo en un Dios y se llama donut de Claire´s), y un conjunto de short y camiseta con varias capas de tul. Después de arriesgarme a una pulmonía quitándome las medias en pleno enero, me parece excesivo ponerme las incómodas puntas. Así que probamos con medias de lana y botas de agua. Y cuela. Una chaqueta de lana hará el resto. La calle será el escenario y la barra, una pared con dibujos.Y con estos ingredientes, estamos preparados para silenciar una de mis pequeñas frustraciones infantiles. Que empiece el espectáculo. Y descubro que las madres son sabias. Que mi madre evitó un trauma mayor apuntándome a baloncesto y no a danza. Descubro que tengo escasa flexibilidad, discutible equilibrio y no conozco la elegancia de la bailarina. Pero me da igual. Seguiré bailando. Porque la frustración es culpa de super autoexigencia. Y porque, amigos míos, en la danza y en la vida, la perfección está sobrevalorada. PD: He vuelto a hacerlo. Salí a la calle en pijama... sshhhhh! es un secreto!
"A nadie le importa si no bailas bien.
Sólo levántate y baila"
(Dave Barry)
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Post dedicado a mi Elvirita, con sus manos como palomas y su paciencia con las bailarinas testarudas.