Oscuro, decadente, con ese punto duro de la chupa de cuero. Con ese fondo metálico, como las tachuelas de bolso y botas. Hasta que llegó el perro. Intenté negociar. Ganó él. Busqué mi suerte en las traseras del teatro Coliseum. Al principio, todo era perfecto. Hasta que el viento empezó a soplar y la luz a caer. En dos minutos, en esa calle angosta no se vería más que el cuadro escocés del vestido Kling. Porque, a veces, no eliges; te obligan a elegir. Y cuando estás perdida, y cansada, y muerta de frñío ... Aparece él! Duro pero acogedor, algo oscuro pero con buen fondo. Es el escenario perfecto para un look inspirado en la inspiradora Trainspotting.
"Somos heterosexuales por defecto, no por voluntad propia. Es todo una cuestión de estética sin una puta mierda que ver con la moral"
(Trainspotting)
Me paso la vida eligiendo. Sin ir más lejos, en este blog, no hago más que elegir. La ropa, el enfoque, el maquillaje, la localización... y no siempre es fácil. Elegir el escenario perfecto para este vestido escocés en versión makarra sería complicado, lo sabía. Primero lo intenté en el Mercado de los Mostenses.



























Encuentras una escalera, calcada a la de la peli. Perfecta para ese vestido Kling, el tupé, el rouge de los labios, la gafapasta y la tachuela. Makarra y débil a un tiempo. Infantil pero no pasado de rosca. Y por fin puedes dejar de buscar. Lo encontraste.
