Víctor Alvarado (publicado en www.pantalla90.es)
Cuando uno se adentra en una producción de ciencia ficción, nunca tiene claro qué se va a encontrar porque algunas son magnificas y otras mejor que nunca se hubiesen filmado. Sin embargo, Looper (2012) está en un punto intermedio entre unas y otras.
Cuenta la historia de un asesino a sueldo de 2042 que tendrá que ejecutar a individuos que provienen de 2072 cuando ya no está permitida la pena de muerte. El problema vendrá en el momento en el que descubra que uno de los condenados sea… él mismo.
La mayor virtud de su director y guionista, Rian Jonhson, es su capacidad para sorprender, aunque no demasiado. La cinta es bastante original y bebe de las fuentes de la película Origen (2010). Los giros nos parecen acertados. En contraposición con lo positivo, es que, entre genialidad y genialidad, pasa demasiado tiempo. No obstante, el final, que no vamos a desvelar, supera la media habitual.
La interpretación de Joseph Gordon-Levitt no está mal, pero la caracterización no permite captar sus gestos y sus miradas. Bruce Willis no necesita carta de presentación, haciendo su papel habitual, mientras que Emily Blunt es la que más nos ha gustado interpretando a una madre con muchas agallas, recordada por su papel en La joven Victoria (2009), una hagiografía de la famosa reina de Inglaterra, que contaba un romance de gran riqueza antropológica.
Estamos ante una película de viajes en el tiempo con mucha acción que al mismo tiempo intenta relatar como un asesino a sueldo trata redimirse por amor, para acabar redimiéndose al caer en la cuenta de que hay un amor más grande que no debe ser destruido. En definitiva, el valor más destacable del relato puede ser el de la capacidad del protagonista para empatizar, un detalle que será la clave para que su sacrificio tenga sentido.