Lugar: Las Vistillas. Madrid
Fecha: 17 agosto 2014
Asistencia: 5.000 personas
Artistas Invitados: -
Precio: -
Músicos: José María Sanz Beltrán (voz), Igor Paskual (guitarra y coros), Josu García (guitarras), Alfonso Alcalá (bajista), Laurent Castagnet (baterista), Santi Clomet (teclados y coros), Jaime Stinus (guitarras)
Verbenera actitud
El plan era destruirse el sábado para llegar el domingo con la velocidad exacta para no descarrilar por enésima vez. Parecía claro en nuestras turbias mentes. Infalible, incluso. Bueno, se puede afirmar que las cosas han salido científicamente según lo previsto. De hecho, sí, todo, pues nosotros hemos estado en el punto exacto de cocción y Loquillo y su banda han oficiado la ceremonia de 'rock español' esperada por todos con la dosis precisa de clásicos pretéritos y de reivindicación del presente.
Y es que se apagan las luces y comienza a sonar 'Rock n Roll Actitud'. Entonces ya está todo hecho y los pelillos de mis brazos se vienen arriba al mismo tiempo que mi rehogado y veraniego gaznate. El ambiente es verbenero y huele a pota de calimocho, eso es así, pero aún así hay cierta perenne magia en Las Vistillas engalanadas para una velada de rock que no siente ningún desprecio, tan solo indiferencia, como canta El Loco en la segunda de la noche, la certera 'Línea Clara'.
Jaime Stinus comanda la nave aferrado con firmeza a su guitarra mientras Igor Paskual pone la pose desde el otro lado del escenario. Por momentos esto parece un duelo de postureo entre Loquillo y su guitarrista Igor, sin duda dos almas del rock por y para el rock que, gracias al cielo, aparte de mirarse mucho en el espejo, son más que eficientes en lo suyo. Y sale el 'Sol' (con unos teclados dudosos en plan Medina Azahara a todo volumen) y el mundo se detiene durante unos minutos con la inagotable heroica épica grandilocuente de 'Memoria de Jóvenes Airados'.
'El hombre de negro' es bien recibida aunque está más que resobada, mientras que esa pequeña gran joya que es 'Cruzando el paraíso' (pedazo de versos) vuelve a reconducirnos hacia la senda correcta. Es entonces cuando 'El Rompeolas' provoca el primer gran karaoke de la noche, que nos recuerda que estamos ante un Loquillo historia viva del rock español (como le gusta a él recalcar siempre que puede, apropiándose del concepto en sí mismo). Razón no le falta, después de todo.
Estamos atravesando el momento álgido de la lúbrica velada y para muestra un botón o dos: 'Cuando fuimos los mejores', 'Carne para Linda' (pedazo de riff de guitarra), 'La mataré' (sobran los comentarios), 'Feo fuerte y formal' (la canción de Mahou, jojo) y 'El ritmo del Garaje'. Un saludo en este punto para el gatete anónimo y sudoroso que me maulló la canción entera en la jodida oreja... sin duda él necesitaba expresarse a ese volumen y con tanta proximidad. Respect y camaradería eterna, supongo.
El personal está embrutecido y contrariado ante la asombrosa ausencia de lateros cerveceros (¡ineficaces!) y por eso opta por cantar 'En las calles de Madrid' con Loquillo disfrazado de Leonard Cohen por obra y gracia de la gorra de chulapo (parpusa) que se calza con su habitual chulería. El concierto entra en zona densa con 'La nave de los locos', pero retoma la bravura con la genial drogadicción sónica de 'Rock suave', justo antes de la habitual revisión del 'Que hace una chica como tú en un sitio como este' de Burning (hoy no hemos visitado el Cocodrilo Rock Bar de Lucero, donde Johnny Burning te pone copas a cambio de que le pidas una canción, si es de Springsteen mucho mejor).
Y nada, enfilamos el cerrojazo con 'Rock n Roll Star' a pleno pulmón justo antes de ese gustoso trámite que es 'Cadillac Solitario', una canción mil y un millón de veces destrozada en karaokes suburbiales pero que, a pesar de eso, se mantiene en pie firme como un roble. Es el milagro del rock del pájaro loco carpintero. Y no estás tu, nena nena nena nena no estás tú! Oh, esperad, que sí que está, ya di con ella. Podemos chapar el garito, por tanto. ¡Grande Loco!