Este verano, coincidiendo con el 80 aniversario de la muerte de Federico García Lorca, dedicábamos una publicación en este blog al poeta. En ella, ofrecíamos una carta del joven Federico a sus padres, donde relataba su visita al monasterio de la Encarnación y su entusiasmo por la figura de la santa. No es la única vez que traíamos a colación al universal poeta granadino en su relación con la santa de Ávila. En una publicación anterior, recogíamos un fragmento de una conferencia suya pronunciada en Buenos Aires en 1933: Teoría y juego del duende. Titulábamos esa entrada Flamenquísima: Teresa vista por Lorca. El párrafo es hermoso, pero algo oscuro y enigmático. Lo reproducimos aquí:
«Recordad el caso de la flamenquísima y enduendada Santa Teresa, flamenca no por atar un toro furioso y darle tres pases magníficos, que lo hizo; no por presumir de guapa delante de fray Juan de la Miseria ni por darle una bofetada al Nuncio de Su Santidad, sino por ser una de las pocas criaturas cuyo duende (no cuyo ángel, porque el ángel no ataca nunca) la traspasa con un dardo, queriendo matarla por haberle quitado su último secreto, el puente sutil que une los cinco sentidos con ese centro en carne viva, en nube viva, en mar viva, del Amor libertado del Tiempo».
Hoy presentamos una tesis doctoral en el ámbito de la literatura, defendida en enero de este año en la Universidad de Granada por José Javier León Sillero que lleva por título El duende lorquiano: de hallazgo poético a lugar común flamenco. Acaba de incluirse el texto completo de este trabajo en el repositorio digital de la Universidad, lo que nos permite acceder a su contenido.
En las páginas 281-297 de la tesis encontramos, a propósito del tema del duende, una explicación del fragmento lorquiano que reproducíamos arriba. José Javier León aporta para esclarecerlo elementos de la biografía de la santa y de sus obras, junto a episodios más o menos ficticios que la hagiografía fue construyendo en torno a su figura. Quizá lo más chocante del texto mencionado sea la imagen de una Teresa capaz de “atar un toro furioso y darle tres pases magníficos”. La tesis muestra que Lorca se nutre ahí de un texto de su amigo Ignacio Sánchez Mejías. El llorado torero tenía, a su vez, gran amistad con el Marqués de San Juan de Piedras Albas, autor, entre otras obras, de Santa Teresa y los toros. No reproducimos aquí las citas, sino que remitimos al texto de la tesis. Aunque bien documentada, detectamos en el texto pequeños lapsus como nombrar Málaga por Malagón (p. 287) o deslices de interpretación al tomar por seria una alusión de la santa al nuncio Sega –en nuestra opinión, y a tenor del contexto, claramente irónica: “Para personas perfectas, no podíamos desear cosa más a propósito que a el señor nuncio, porque nos ha hecho merecer a todos” (Cta. a Jerónimo Gracián, mediados de abril 1579. Cf página 283 de la tesis).
Por último, señalar que agradecemos a este trabajo de investigación el habernos descubierto un dato que no conocíamos sobre la vinculación de Federico con la santa. El autor recoge, en nota a pie de página, una cita de Ian Gibson en la que el biógrafo de Lorca menciona la intención expresada por el poeta de dedicar una obra de teatro a Teresa de Jesús:
«Voy a hacer la tragedia de los “Soldados que no quieren ir a la guerra” —diría—. Quiero también dar al teatro español una “Santa Teresa”, mística y humana. Esta figura me atrae de modo irreversible»
Lamentablemente, no pudo ser. No sabemos si hubiera ido adelante el proyecto, pero, en cualquier caso, su trágica muerte lo impidió.
Se puede leer o descargar la tesis en este enlace al repositorio de la Universidad de Granada. Aunque toda ella es de interés, el aspecto comentado aparece en las páginas páginas 281-297.