Revista Historia

Lord Byron, sobre el amor

Por Santi
Incluido en el Canto Cuarto de Las peregrinaciones de Childe-Harold:
CXXI¡Oh, amor! Tú no habitas este mundo: serafín invisible, creemos en ti, y los mártires que proclaman tu culto son los amantes cuyo corazón ha sido destrozado: pero ningún mortal ha logrado verte hasta ahora, jamás te contemplará tal cual debes ser; la imaginación te ha creado de la misma manera que ha poblado el cielo, con el capricho de sus propios deseos. Esta forma, esta imagen, que ha dado a un pensamiento, persigue incesantemente el alma consumida por una sed devoradora, agotada por la fatiga y las torturas que la desgarran.
CXXIIEl alma, asqueada de la belleza natural, se crea en sus delirios seres imaginarios. ¿Dónde están los rasgos que vislumbró el genio del escultor? Solamente existen en su fantasía. ¿Podrá mostrarnos la naturaleza algún objeto tan bello como ellos? ¿Dónde están los encantos y las virtudes que nos atrevemos a concebir en la juventud, continuándolos en nuestra edad madura? Paraíso ideal al que tendemos en vano y que constituye nuestra desesperación, tú eres el que extravías el pincel y la pluma que quisieren reproducirte con todo tu esplendor.
CXXIIIEl amor es un delirio... es la demencia de la juventud, pero su curación es todavía más amarga. Cada día que pasa arrebata uno de los atractivos a nuestros ídolos; finalmente, descubrimos que no poseen el mérito ni la belleza con que habíamos adornado sus formas ideales. El hechizo fatal subsiste todavía; nos domina, y recogemos las tempestades que sembramos: el corazón, obstinado como el alquimista aferrado a la búsqueda de un tesoro que no existe, créese más rico a medida que se aproxima a la miseria.
CXXIVNos vamos ajando a partir de la juventud; nos fatigamos, llevando en nuestro pecho una llaga cruel. No conocemos el remedio, no podemos apagar nuestros labios ardientes. Algunas veces, hacia el ocaso de la vida, algún fantasma parecido a los que perseguíamos en tiempos pasados, viene a seducirnos un instante. Por desgracia es demasiado tarde... entonces nos creemos doblemente desdichados. El amor, la gloria, la ambición, la avaricia, todo es inútil, todo nos pierde; los mismos meteoros, bajo distintos nombres, descarrían nuestros pasos, y la muerte es el negro vapor en el que se desvanece su llama.

Lord Byron, sobre el amor

Lord Byron en traje albanés, por Thomas Phillips


¿Qué os parece su opinión sobre el sentimiento del amor? ¿Algo pesimista, quizá? Está claro que hay muchas maneras de amor: el amor que se siente por una madre, el que se siente por un hermano, por los amigos, por tu amada o amado... Byron hace referencia aquí a este último tipo de amor, sin duda. Todos nos hemos enamorado alguna vez. Seguramente, el primer paso consistiría en definir qué es el amor, para comenzar a discutir más tarde si es algo real o imaginario. No seré yo quien ofrezca una definición del amor, pues desconozco si alguien lo hizo alguna vez de manera satisfactoria. Es probable que tenga mucho de idealización de la figura amada, de ficción creada por el corazón amante, ficción que con el tiempo va dejando paso a la realidad. Supongo que el amor, en ese sentido "ideal", acaba por evaporarse a favor de otro tipo de amor, el que sentimos por la otra persona pese a sus patentes imperfecciones. Creo que el amor, entendido así, no consiste tanto en tener a nuestro/a amado/a en un aura de divinidad como en ofrecernos a él o ella de una manera sincera y desinteresada y, por supuesto, en tener la suerte de ser correspondidos. El amor es parte de la vida y, como ésta, está lleno de luces y de sombras, nos puede dar algunos de los mejores y algunos de los peores momentos de nuestras vidas. Hay quien, ante el riesgo, prefiere pasar a hurtadillas por sus fronteras, previniéndose así contra los grandes sentimientos. ¿Es una actitud conservadora y algo cobarde? Eso creo yo, aunque lo respete. También puede tratarse de una consecuencia de la continua experimentación insatisfactoria, de una huida ante el fracaso. Puede llegar a preferirse la seguridad del no amor a los sobresaltos y torturas de este continuo desconocido, tantas veces incierto y caprichoso. A saber por qué pruebas de Cupido pasó el pobre Byron para escribir estas letras...
Saludos

Volver a la Portada de Logo Paperblog