Lorenzo festeja su primer título en la máxima categoría -EFE.
Apasionado de la lectura, los diseños y los antihéroes, Jorge Lorenzo (Palma de Mallorca, 1987) siempre tuvo claro desde pequeño que tenía que aportar algo diferente al resto de pilotos. Y por eso en tiempos de los duelos entre Mick Doohan y Àlex Crivillé en 500cc él se quedó sorprendido de un chaval que empezaba a despuntar en 125cc. “Él había cosas diferentes, empezó a inventar”, cuenta Lorenzo, al que le parecían divertidas las celebraciones del italiano y por eso quiso ser original también en las suyas propio. “No somos malos imitadores”, sostiene el español, que para festejar su primer Mundial de MotoGP, el tercero de su carrera tras los dos en 250cc (2007 y 2008), se abrazó a dos de los personajes más representativos del mundo de los videojuegos: Mario y Luigi, iconos de Nintendo. Lorenzo, además, enseñó un cartel: GAME OVER (partida perdida). El mensaje que más rabia da a quienes juegan y la señal de que ya es historia el título de 2010, que como el año pasado se decidió en el circuito de Sepang. Entonces como ahora pasó con Lorenzo –el segundo español en ganar en la categoría reina tras Crivillé y que tiene 85 puntos de margen sobre Dani Pedrosa, que reaparecerá en Australia– a Il Dottore le bastó con ser tercero y no quiso tomar riesgos innecesarios. Rossi, a su manera, también salió contento del GP de Malasia, pues volvió a ganar con una remontada desde el undécimo puesto y después de no hacerlo desde la carrera inaugural, en Qatar, impedir que lo hiciese su compañero y poder celebrar la 105ª victoria de su carrera, la 46ª con Yamaha. Curiosamente el número que lleva en su moto en honor a su padre. Resultó una jornada fantástica para el motociclismo español, pues Marc Márquez venció en 125cc y sobre todo Toni Elías se proclamó campeón de Moto2: “Cuanto más tiempo pasa más contento me pongo”.
“Ha sido el clímax”, describió, con la voz temblorosa, exhausto y exultante por igualar diez años, once meses y 14 días la hazaña de Àlex Crivillé, campeón en 1999 y en Río de Janeiro, donde Lorenzo consiguió su primer triunfo en el Mundial de 125cc. “Me enorgullece que ya estés entre los mejores”, le dijo Crivi desde el box de TVE. “Es un honor que me lo digas alguien como tú”, le devolvió Lorenzo, el único capaz de hacer sombra a Rossi en su propio equipo. El italiano ya intentó frustrar su fichaje en 2007 como había logrado con Casey Stoner, pero la decisión ya estaba tomada por parte del director de la marca, Lin Jarvis, el mismo que dice ahora que el principal rival de Lorenzo en 2011 será Dani Pedrosa y el que más ha apostado por llegar a un acuerdo con Giorgio para renovarle dos años con las mejores condiciones. Despreciado, Rossi agilizó su marcha a Ducati, con la que ya había hablado tiempo atrás.
Abandono de Stoner
A Il Dottore no le hizo especial gracia que le recriminaran su actitud en Japón, cuando defendió al límite su tercer puesto ante Lorenzo y quiso vengarse en Sepang. Lo consiguió a pesar de una salida horrible, en la que rodó solo por la derecha y observó cómo una nueve de pilotos le superaba en la recta y en la primera curva, hasta bajar de la sexta a la undécima plaza, mientras Lorenzo, Andrea Dovizioso, segundo finalmente, y Casey Stoner, que se cayó, se escapaban. Lo siguiente fue un recital de pilotaje de Rossi, que en tercer giro ya rodaba tercero tras adelantar a su amigo Marco Simoncelli. Lorenzo se defendía ante Dovizioso, hasta que cedió en una frenada. “0’0 Rossi”, le indicaron desde el equipo: Il Dottore estaba pidándose los talones y se lo acabó merendando. A Giorgio y también a Dovizioso. Lorenzo perdió comba y después volvería a acercarse. Pero con “los neumáticos desgastados” y “más que perder que ganar” no se prestó a riesgos innecesarios. Álvaro Bautista igualó su mejor posición en MotoGP con un quinto puesto.
Lorenzo habló de sueños, dijo que hay que buscar los propios y que todos tenemos aptitudes y habilidades para algo. “Que no te importen lo que puedan pensar los demás”, cerró. Una frase que le define. El sello del nuevo campeón del mundo de MotoGP. Siendo un retaco, con 13 años, ya lo decía en un vídeo: “Hola, me llamo Jordi Lorenzo y quiero ser campeón del mundo. Ganaré a Valentino”. Ha cumplido con el ejemplo, algo que rara vez sucede con quienes dan consejos. Y volvió a celebrar su éxito en Sepang como en 2008. Lo hizo de nuevo de forma original. Algo que se propuso viendo las ocurrencias de Rossi y que aplicó por primera vez con diez años en un partido de fútbol en el patio del colegio, en La Milagrosa. Metió un penalti y salió corriendo a los baños del colegio: “Siempre he sido malísimo jugando al fútbol, pero me di ese gustazo”. Una celebración parecida a la de Jerez en Rossi, al que aspira a emular algún día.