Revista Cultura y Ocio
Lori Meyers, el grupo granadino, editan en 2008 Cronolánea, su tercer trabajo de estudio, después de haber reeditado Hostal Pimodán, pero donde se notaba que la banda seguía evolucionando y avanzando, quizás con más influencias de Los Ángeles y Los Brincos, como grupos de referencia sesenteros españoles y alejándose de esa supuesta onda planetaria con la que se les quería emparentar.Aquí cambian de discográfica, y pasan de una compañía pura indie (Houston Party) a una filial de Universal. Cronolánea, cuyo juego de palabras en boca de Noni significa "la línea del tiempo perfecta que expresa el recorrido de un grupo en un período de tiempo", digamos por así decirlo que mantiene lo mejor de los trabajos anteriores, a la vez que avanza y explora tirando hacia adelante. Un disco que recuerdo me costó a la primera escucha (eso en mi bagaje significa que han cambiado cosas y a la primera te cuesta), pero al que caí rendido en una segunda escucha y sucesivas. Aquí empieza a aparecer la madurez, y las melodías son muy llamativas, y empiezan a hacer un powerpop luminoso y de clase, que hasta ahora lo habían desarrollado con cuentagotas.Es el caso de Luces de Neón, una melodía espléndida y que fue el primer single del disco, con una letra fantástica y un estribillo coreable.
Os dejo con el vídeo de Luces de Neón. Para ella que sé que le chifla.