Apuesto a que hay una serie de frases que no te son desconocidas. Aún diría más, seguro que has tenido momentos en que las has repetido como mantras. Ya sea de manera consciente o inconsciente, solo para ti o también públicamente. Incluso he conocido entornos en que estos mantras se convierten en tópicos, en posturas que marcan la aceptación de tus compañeros, si no las repites, es que no eres del grupo, o que vas en contra de lo que parece establecido.
Las causas de la repetición de estos mantras pueden ser diferentes, y es muy importante diferenciar entre los verdaderos y graves problemas de organización, comunicación o clima laboral que pueden estar provocando una situación realmente complicada y las simples excusas de personas improductivas. Como es evidente la solución a uno u otro caso es muy distinta.
Lo importante, y que es con lo que te debes quedar, es que sea lo que sea lo que esté detrás, tu puedes hacer algo más que no sea solo lamentarte. Siempre hay algo que puedas hacer, y no debes caer en una espiral de autoexcusas que te acabará arrastrando a vivir sumido en una profunda improductividad.
Estos tres mantras son:
- Estoy desbordado: pues si, tristemente la mayoría lo estamos, raras veces cuadra el trabajo que tenemos con las horas de nuestra jornada, y casi siempre el balance es que faltan horas. El mail, el móvil… la facilidad de comunicación hace que siempre haya tareas esperándote detrás de la próxima esquina. Delante de esto podemos hacer dos cosas, repetir la frase continuamente o simplemente hacer. Y efectivamente hay una gran diferencia entre una cosa o la otra, lamentarnos no sirve para nada.
- Después lo termino: ir picoteando entre distintas tareas y no terminar ninguna. Más allá de la procrastinación, esta es una manera de trabajar altamente improductiva. No consigues focalizarte en ninguna tarea, y parar y empezar solo conlleva un gasto enorme de energía.
- No es mi trabajo/el jefe ya dirá/espero que me envíen unos datos…tres variantes de una misma excusa, la cuestión es no empezar con la tarea, y para eso cualquier pretexto es válido. Cierto que quizá tengas razón, y te falten unos datos, o esperes instrucciones, o quizá no, ¿por qué, seguro que no puedes hacer nada al respecto? ¿no puedes empezar por otro sitio? ¿hacer un recordatorio? ¿buscar fuentes alternativas?
¿Qué te parece? ¿las reconoces? Y que tal si las cambias por otro mantra, que consiste en recordarte el duro secreto de la productividad: la mejor opción para hacer las cosas es hacerlas, y la mejor opción para hacerlas es empezarlas.