No des nada por supuesto. Si tienes duda, aclárala. Si sospechas, pregunta.
Suponer te hace inventar historias increíbles que sólo envenenan tu alma y que no tienen fundamento.
Lo que sale de tu boca es lo que eres tú.
Si no honras tus palabras, no te estás honrando a ti mismo; si no te honras a ti mismo, no te amas.
Honrar tus palabras es honrarte a ti mismo, es ser coherente con lo que piensas y con lo que haces.
Eres auténtico y te hace respetable ante los demás y ante ti mismo.
Si siempre haces lo mejor que puedas, nunca podrás recriminarte nada o arrepentirte de nada.
4. No te tomes nada personal:
Ni la peor ofensa. Ni el peor desaire. Ni la más grave herida.
Fuente: Crónicas sin mal.
C. Marco