1. No hacer nada al respecto.
Todos hemos pensado alguna vez: “debería ahorrar”, pero a veces se queda simplemente ahí, en un pensamiento que nunca llega a la acción. La primera prueba de ello es no hacer un presupuesto que nos ayude a planificar nuestros gastos y nos permita controlarlos mejor, incluyendo tanto los necesarios como los espontáneos.
Otro indicativo del “no hacer nada” es dejar nuestro dinero simplemente en un depósito o cuenta corriente. ¿Por qué? Porque perdemos rentabilidad y poder adquisitivo conforme pasa el tiempo. Un buen primer paso para empezar con calma en el camino del ahorro es abrirnos una cuenta de ahorro y depositar una cantidad fija que se transfiera automáticamente todos los meses desde nuestra cuenta corriente. El mejor momento para realizar la transferencia es cuando nos depositan la nómina o a principio de mes, esto se hace para dejar de contar con esa cuantía e ir acostumbrándonos a un disponible menor.
2.Utilizar un único producto para nuestro ahorro.
Esto alude al clásico “divide y vencerás” y el “depende, todo depende”.
Hay un método de agrupamiento general de las empresas en función de su pertenencia a alguno de los siguientes grupos: sectores cíclicos adelantados, sectores cíclicos tardíos y sectores anticíclicos. Si queremos saber en qué momento se encuentra la Bolsa, tendríamos que observar de dónde sale el dinero y hacia dónde se dirige, es decir, en qué tipo de empresas dejan de invertir y en cuáles empiezan a hacerlo. Por ejemplo, si el dinero sale de empresas hoteleras para entrar en empresas de alimentación, es muy probable que los inversores se estén preparando para una eventual crisis y quieran proteger su dinero. Durante periodos complicados las personas recortan sus gastos en viajes y otro tipo de lujos pero en comida siempre van a tener que seguir gastando.
Según el plazo durante el que queramos ahorrar, deberemos utilizar ciertos productos financieros o tipos de inversión diferentes. Es muy importante saber qué es mejor elegir en cada momento y casar correctamente los plazos adecuados con nuestro ahorro o inversión. En este punto es recomendable contar con asesoramiento especializado, como el que ofrece la figura del Family Banker.
3.Todavía no, más adelante.
Hay ocasiones en las que postergamos nuestro ahorro esperando que llegue un momento en el que podamos destinar una cuantía mayor a nuestro ahorro pero cuanto antes empecemos mejor será. Más vale comenzar ahora, aunque sea con pocos recursos, que más tarde y con más dinero.
Por ejemplo, puede que ahorrar 50€ todos los meses no parezca suficiente y decidas esperar al momento en el que puedas ahorrar 100€ y “hacerlo bien”. El problema es que el ahorro no es un interruptor que puedas subir y bajar para que se active o desactive, el ahorro pone en juego la capacidad de compromiso de las personas con un objetivo. Cuanto antes empieces a practicarlo más fácil te resultará mantenerlo. Puedes empezar ahorrando 50€ durante los seis primeros meses. Cuando ya te hayas acostumbrado a no contar con ellos, puedes aumentar tu cuota a 75€ porque la diferencia respecto a los meses anteriores sólo va a ser de 25€ y así sucesivamente.
4.Sólo lo de casa.
El miedo a lo desconocido es algo natural pero no siempre “lo nuestro” es lo mejor.
Es un error no tener el dinero de tus cuentas o depósitos en diferentes bancos porque el hacerlo nos ayuda a prevenir problemas y malos funcionamientos. Un buen banco para abrir nuestra cuenta alternativa es el Banco Mediolanum, con cuentas para cada necesidad y cero comisiones en la modalidad de cuenta nómina.
Y ahora, ¡a repasar los errores y empezar a corregirlos! Si te has quedado con alguna duda puedes escribirnos en los comentarios de la parte inferior.