Por Lau Cleo, de Lau Cleo Studio.
1. Poner precios demasiado baratos
Podría añadir también demasiado caros, pero cuando empezamos a trabajar como fotógrafos tendemos a poner precios más baratos que la media porque creemos que así nos contratarán más. No sólo es falso, sino que también con ello estamos dañando a otros profesionales.
Debemos, para empezar, valorar nuestro trabajo para que otros lo hagan después. Y eso se consigue poniendo unos precios razonables en nuestros servicios. Para esto es aconsejable consultar precios de otros fotógrafos profesionales para hacer una estimación de cómo está el mínimo y el máximo, y poner unos precios acordes a los servicios que ofrecemos.
2. Poner marca de agua en todas las fotos de las redes sociales
Cuando empezamos creemos que poner nuestra firma, logo o nombre artístico encima de las fotos que subimos en las redes sociales a modo de marca de agua es la mejor promoción posible. Además, si nos intentan robar la foto, por lo menos la firma les complicará la tarea.
Este es un error que cometemos casi todos los fotógrafos cuando comenzamos a compartir nuestro trabajo. En el momento en que subimos las fotos a cualquier red social o portfolio online estamos exponiéndonos a que nos puedan robar nuestro trabajo. La marca de agua casi siempre es una señal de fotógrafo principiante, además estropea la visión de nuestro trabajo, sobretodo si se trata de una marca de agua repetida sobre toda la imagen. Como todo, existen excepciones para usarla, pero en la mayoría de los casos es algo prescindible.
3. No hacer un contrato de reportaje de boda
Este es un error clásico de fotógrafos que se quieren dedicar a las bodas, están empezando y, para asegurarse algún que otro reportaje, no hacen un contrato de compromiso con los clientes. Es más habitual de lo que parece y debemos ponerle remedio, tanto si hablamos de bodas como de otro tipo de reportajes de un coste alto.
La mayoría de los fotógrafos, sobre todo cuando estamos empezando, no realizamos más de un reportaje al día y por lo tanto al reservar una fecha estamos perdiendo la oportunidad de hacer otra boda que tal vez nos pudiera surgir.
Si no hacemos un contrato con nuestros clientes, estos pueden cancelar nuestros servicios en cualquier momento sin ninguna consecuencia.
La mayoría de las parejas que se casan buscan un fotógrafo cuanto antes para atar ese cabo suelto pronto, pero si no tratamos nuestro trabajo como algo serio podemos encontrarnos con situaciones que podríamos haber evitado.
El contrato siempre debería ir acompañado de una señal, un porcentaje del precio final del reportaje. Casi todos los proveedores de bodas lo hacen, y es más que recomendable, porque según lo que redactemos en nuestro contrato, si el trabajo se cancela por una razón menor, nos quedaremos con esa señal.
4. Incentivar que los clientes contacten por redes sociales
Salvo excepciones, esto es poco recomendable. Debemos tener una web y una dirección de correo electrónico desde el primer momento. Además de transmitir profesionalidad a nuestros posibles clientes, nos facilitará la vida para administrar nuestros contactos y hacer un seguimiento de las conversaciones y archivos que podamos enviar.
No es muy recomendable que nuestros clientes nos contacten por Facebook, Twitter, Instagram… al mismo tiempo.
Es inevitable, en alguna ocasión, recibir un mensaje privado en Facebook, pero podemos responder educadamente y darle nuestra dirección de email al cliente para seguir la conversación en nuestra dirección de correo electrónico.
5. Cruzar la línea fotógrafo-cliente
Este es un error demasiado frecuente, y no sólo en fotógrafos noveles. Es muy importante para nuestro negocio mantener una distancia con nuestros clientes. Esto no quiere decir que seamos secos y bordes. Se trata más de mantener la relación profesional hasta que hayamos entregado el trabajo. Nuestros clientes, mientras lo son, no son nuestros amigos. Es posible que, durante el transcurso del trabajo, desarrollemos una relación buena con ellos, pero es conveniente no cruzar esa línea hasta que nuestro trabajo haya terminado.
Esto tiene mucho que ver también con nuestro horario de trabajo. Como profesionales debemos marcarnos un horario fijo, aunque no tengamos un local con horario comercial. Debemos responder al teléfono, incluidos los WhatsApps, durante esas horas. Si un cliente nos escribe a las once de la noche, por muy bien que nos caiga, debemos esperar al día siguiente para contestarle.
6. Dejar de formarse
He visto a muchos fotógrafos novatos darlo todo por hecho cuando terminan el ciclo o el máster. Nunca es tarde para seguir formándose. De hecho es conveniente estar al día en todas las novedades tecnológicas relacionadas con nuestro oficio, así como en las actualizaciones de los programas de edición.
Siempre va a haber un profesional que sepa más que nosotros en lo que sea. Si tenemos la oportunidad de asistir a talleres, cursos complementarios, o master classes de fotógrafos consagrados, no la desaprovechemos.
Lau Cleo es socia fundadora de Lau Cleo Studio, estudio fotográfico en Oviedo.