Revista Libros
Como pasa con casi todas las películas de Pedro Almodóvar es difícil, casi imposible, resumir el argumento de Los abrazos rotos (demasiados hechos, demasiados personajes, demasiados tiempos entrelazados, demasiadas vueltas de turca) pero quizá la solución sea simple, Los abrazos rotos no cuenta una ni dos ni muchas historias, más bien despliega una serie de transformaciones: cómo un director de cine exitoso se convierte en guionista ciego que se acuesta con las chicas que lo ayudan a cruzar la calle, cómo una ex prostituta se vuelve una actriz apasionada capaz de morir por amor, cómo un industrial abnegado llega a ser un celópata demencial.Es la ley Almodóvar, lo que vemos en la pantalla es el fruto de una larga, complicada, a veces disparatada cadena de mutaciones y hacer una película no es otra cosa que rastrear esa cadena, detenerse en sus nudos y descifrar sus enigmas. Filmada en 2009 Los abrazos rotos, la película que vamos a ver esta noche en Primer Plano en el marco de este mes dedicado al cine europeo, es la cuarta colaboración de Almodóvar con Penélope Cruz y quizá el film en el que Almodóvar lleva al límite el pathos que inventó, que ya es de algún modo su sello de fábrica: el entusiasmo melancólico.Nada sale bien en Los abrazos rotos, hay vidas cegadas, amores no correspondidos o truncos, películas sin terminar, proyectos abortados, todo tiene el signo de lo interrumpido, lo inconcluso, lo fúnebre y sin embargo hay en el film una energía, un vigor, un brío extraordinario, (extraordinariamente contagioso) que parecen aceptar esas ideas trágicas y al mismo tiempo superarlas, atravesarlas sin borrarlas, dejarlas atrás sin negarlas nunca.Los abrazos rotos es 100% melodrama: las pasiones hacen y deshacen a su antojo, el pasado vuelve una y otra vez, todo lo que subió puede caer y viceversa. Pero es un melodrama que gira alrededor del cine y por lo tanto un melodrama extrañamente optimista. Una vida no puede reeditarse, una película sí, cuantas veces se quiera. Los abrazos rotos es un film de creyente, incluso de creyente fanático, sólo que el dios de Almodóvar no es Dios, es el cine.
El texto es transcripción de la presentación realizada por Alan Pauls el 10 de octubre de 2012 en el marco del ciclo especial sobre lo mejor del cine Europeo en Primer Plano I sat: