Revista En Femenino

Los adultos pueden, pero los niños no

Por Mamaconectada @mamaconectada

A veces somos demasiado exigentes con nuestros hijos. Si se les cae el jugo, los retamos y les explicamos todo lo que hicieron mal. Si nosotras derramamos el café, mientras limpiamos les decimos que tengan cuidado porque está caliente

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Se me cayó el café: busqué un trapo y lo limpié. Mi hijo de tres años, intentando servirse jugo, derramó una gota: lo reté, le dije que él no podía hacer eso y además lo mandé en penitencia. ¿No habrá sido mucho? Si lo hacemos nosotras, es un error. Si lo hacen ellos, llega el caos.

Ya tengo cuarenta años. Es decir, mucha experiencia en servirme gaseosas, no tropezarme, guardar cada cosa en su lugar, no perder nada y la lista sigue. Mis hijos están empezando a aprender y manejar sus propios cuerpos, que van cambiando y transformándose día a día. Pero la paciencia se nos termina y llega un momento en el que no queremos limpiar más, ¿será eso lo que nos hace no aceptar en ellos lo que para nosotros es normal?

Las tres situaciones más comunes que muestran esto son:

  • Que se caiga algún líquido en la mesa: si lo hacen ellos, puede desencadenar una situación tensa. Si nos pasa nosotras, decimos “cuidado chicos que a mamá se le cayó juguito”. Se imaginan qué sentiríamos si nos contestaran “tené más cuidado, mamá, ¡por favor! ¿Qué te pasa?”.
  • Que no encuentren algo: preguntan si vimos algún juguete y les explicamos con énfasis que ellos deberían saber dónde guardan las cosas, que tienen que ser más responsables y cuidadosos. ¿Y nosotras qué decimos cuando algo así nos pasa? Tal vez algo como “chicos, ¿alguno vio las llaves de casa, mi celular y mi cartera?”.

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