Un nuevo estudio publicado en la revista Neuroimage elaborado por especialistas de Estados Unidos, Italia Alemania y Japón y dirigido por la Sección de Investigación Infantil y Familiar del Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano Eunice Kennedy Shriver de Bethesda, indica que las caras de los bebés provocan una sensación de protección en los adultos.
Ver las caras de los bebés provoca una respuesta en áreas de los cerebros de las personas adultas que se relacionan con la recompensa, movimiento y emoción, respuesta que da lugar a una necesidad o inclinación natural de cuidar y proteger al bebé.
Este estudio tiene en cuenta la respuestas de adultos que no conocían a los bebés ni tenían hijos propios, y aún así notaron una respuesta importante en la necesidad de dar cuidado al niño. Para descubrir esto usaron IRM cerebrales registrando la actividad cerebral de nueve mujeres y siete hombres que observaban rostros de bebés y adultos, caras de perros, gatos adultos, perritos y gatitos. Los rostros de bebés son los que más actividad provocaban en las regiones del cerebro antes indicadas.
Esto se suma a otras investigaciones en que se ofrecía un patrón similar de padres con sus propios bebés.
La cuestión es ¿qué pasa con los adultos que no reaccionan ante este instinto? ¿puede ser este un factor determinante del abuso infantil?¿por qué no todos los adultos reaccionan igual ante los rostros de los bebés, aunque la mayoría de los adultos lo haga de forma natural? ¿existen excepciones a esto y podrían ser justo las excepciones las que tengan que ver con el maltrato o abuso infantil? Aún queda mucho por saber, pero desde luego el resultado de este estudio es determinante.