Los 17.621 aforados que hay en España, mas que en todo el resto de Europa junta, representan un abuso de poder en estado puro, un privilegio medieval anacrónico, un signo claro de corrupción y perversión de la política. El número de aforados y otros privilegios desproporcionados de la clase política española desprestigian a España y provocan que jefes de gobierno españoles, como Rajoy, sean mirados en los foros internacionales como dictadorzuelos antidemocráticos del estilo del venezolano Maduro o del africano Mugabe. Pero la ciudadanía española ignora esa y otras vengüenzas del sistema español, entre otras razones porque la clase política lo oculta y porque gran parte de la prensa, sometida en España al poder, que la sustenta mediante contratos y ayudas públicas, se mantiene ajena a la información veraz y a los ciudadanos, silenciando esos dramas y déficits del desastroso sistema político español. ---
Hay nada menos que 17.621 aforados en España, más que en todo el resto de la Unión Europea. La cantidad de aforados en España es un claro reflejo de la podredumbre y el caracter andidemocrático del sistema político español, en nacda parecido a una democracia. Los políticos, dueños de un poder casi absoluto y sin controles, logran librarse muchas veces del castigo que merecen por sus robos, abusos y fechorías gracias al aforamiento, una figura medieval que les preserva de la Justicia ordinaria y les somete sólo a los altos tribunales (el Supremo), precisamente el más polítizado, cuyos magistrados son nombrados directamente por los partidos políticos.
Los aforados consiguen eternizar sus juicios porque el Supremo no puede con la carga de casos abiertos y muchas veces consiguen que los delitos prescriban. Es un sucio abuso de poder y una burla a la Justicia que los ciudadanos españoles no deberían tolerar y que la Unión Europea debería prohibir, porque viola claramente la democracia.
En Portugal hay un solo aforado, en Francia 19, en Inglaterra y USA, ninguno. La figura es impresentable y sucia porque encierra un privilegio medieval impropio de una democracia moderna.
En definitiva, corrupción y suciedad intolerable en España, una marea de basura que es rechazada por los ciudadanos, pero que se mantiene inalterada por voluntad de la despreciada y degradada clase política.
Francisco Rubiales