Érase una historia de dos chicos, uno de familia rica y acomodada y otro proveniente de humildes progenitores. A su vez, estas familias también con antecedentes de opulencia por un lado y necesidad por el otro.
Los chicos van creciendo y el camino de la vida los ponen cerca; tan cerca que van al mismo colegio y se van preparando para labrarse un destino. Uno lo tiene fácil por los parabienes y facilidades que le rodea, el otro, obstáculo tras obstáculo, se endurece para las dificultades venideras. Al uno, todo se le consiente, sus esfuerzos son mínimos y el amparo externo le hace estar cegado al valor que ha de dársele a determinados aspectos de la vida. El otro, por darle valor, lo encuentra hasta en el aire que respira; todo es superación continua, esfuerzo, dedicación.
El resultado no puede ser otro que en el largo camino de la vida, el uno, cuando ha de enfrentarse a las realidades cotidianas no está lo suficiente preparado como el otro, no quedándole más argumentos que excusas, la zancadilla, faltas de respeto, el ninguneo y en definitiva, la ENVIDIA por el otro.
El uno es una Francia envidiosa y altanera por el otro que es España. Y hago bien en generalizar por la actitud continuada en estos términos cada vez que un deportista español obra un éxito a costa de los intereses galos o cuando se produce allí mismo.
A los precedentes de Bahamontes e Induráin en el Tour o Rafa Nadal en Roland Garros, ahora va un tipo con el 4 a la espalda, icono del deporte europeo y con más de 2 metros de talento y coraje para decir a todos que España es la Campeona de Europa de basket.
Lejos de que un aplauso otorgado fuera significativo de tan alto logro, el único reconocimiento que se le ha dispensado a él, a su bravo grupo de compañeros y al mismísimo Rey de España fueron silbidos y más silbidos, alentados por un lamentable speaker que invitaba a ello como prueba de una falta de respeto y de deportividad bochornosas.
Como vergonzoso fue que la prensa francesa al día siguiente no recogiera ni una sola linea del logro español (sólo un diario tan amarillista como Le Monde saca una noticia para tratar de ensuciar el prestigio incuestionable de nuestra máxima estrella de basket, penoso y barriobajero) mucho más vomitivo, que ningún deportista francés ni autoridad deportiva alguna salga a pedir disculpas o respeto por lo que hemos ganado con nuestro sudor (ni ésta ni otras veces).
A la vez de indignación, siento sosiego porque, gracias a Dios, pertenezco al otro que, de la nada busca su futuro a base de esfuerzo. El uno, incluso aunque gane de vez en cuando, siempre será envidioso de nuestros valores, inalcanzables para ellos.
Lo siento por los franceses de bien, aunque también son cómplices con su silencio, pero de nuevo "los africanos han vuelto a ganarles" (en alusión al dicho francés de que África comienza en los Pirineos).
...y por si fueran pocas alegrías, uno de los deportistas españoles mas laureados, nuestro triatleta Gómez Noya, "africano" también, se ha proclamado por 5ª vez Campeón del Mundo en esta durísima modalidad atlética. Bravo por él, por el triatlón y por el deporte en nuestro país.