Una tenida masónica similar a la que ha tenido lugar hoy en el Palacio de Saint James, con Winston Churchill como Gran Maestre.
Camaradas
El Imperio Británico y sus súbditos han celebrado hoy en el Palacio de Saint James de Londres un siniestro conciliábulo en el que han estado representados el Reino Unido y sus Dominios, la India y todos los países Aliados así como el movimiento de franceses libres. Al término del encuentro, los Gobiernos de Gran Bretaña, Irlanda del Norte, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, África del Sur, Bélgica, el Gobierno provisional de Checoslovaquia, los Gobiernos de Grecia, Luxemburgo, Países Bajos, Noruega, Polonia y Yugoslavia, y los representantes del General De Gaulle, jefe de los franceses libres, han adoptado una resolución muy del gusto de Winston Churchill que los abocará a todos ellos al abismo de la derrota y la destrucción.
Los líderes de las naciones Aliadas reunidos en Gran Bretaña bajo la égida de Winston Churchill y en torno a la "V", símbolo satánico (y masónico) que representa a los dos cuernos del demonio. Los Aliados se erigen así en discípulos de la Maldad.
Según el acuerdo alcanzado, los países Aliados están resueltos a:
1. Continuar la lucha contra la agresión alemana o italiana hasta que se haya obtenido la victoria y se apoyarán mutuamente en esta lucha hasta el límite de sus respectivas capacidades.
2. No será posible gozar de una paz estable y de prosperidad mientras los pueblos libres estén sometidos por la violencia al dominio de Alemania y sus aliados.
3. La única base verdadera y estable para la paz es la cooperación voluntaría de los pueblos libres en un mundo en que, libre de la amenaza de la agresión, todos puedan disfrutar de la seguridad económica y social; y que sea su intención trabajar juntos con otros pueblos libres tanto en la guerra como en la paz para este fin.
Instantánea del momento en que Winston Churchill se incorpora para pronunciar su discurso.
A continuación, el Primer Ministro de Gran Bretaña, Winston Churchill, ha pronunciado un discurso cargado de viles palabras:
Al cumplirse el vigésimo segundo mes de guerra contra los nazis nos reunimos aquí para proclamar los altos fines y resoluciones de los Gobiernos legales constitucionales de Europa cuyos países han sido invadidos y estimular las esperanzas de los hombres libres y de los pueblos libres del mundo entero. Aquí, ante nosotros, se encuentran, sobre la mesa, los títulos constitutivos de propiedad de diez naciones o Estados cuyo suelo ha sido invadido.
Churchill, ese genio militar que por un lado clama victoria y por el otro solicita ayuda con desesperación.
No podemos decir cuál será el curso de esta guerra que se extiende sin piedad a través de las regiones, pero sabemos que será dura y damos por descontado que será larga. No podemos predecir ni estimar sus episodios ni sus tribulaciones, pero una cosa es cierta: no serán las manos alemanas las que estructuren Europa. Hace un año, el Gobierno de Su Majestad quedó solo para hacer frente a la tempestad y les pudo parecer a muchos que nuestros días estaban contados y que la Gran Bretaña y sus instituciones iban a hundirse. Pero puedo recordarles con orgullo que durante aquella hora sombría en que nuestro Ejército estaba desorganizado y casi sin armas, en que apenas existía un cañón o un tanque en Gran Bretaña y cuando nuestros aprovisionamientos y municiones habían sido perdidos en Francia, el pueblo británico no pensó ni un solo instante en hacer la paz con el conquistador y ni un solo instante desesperó de la causa común. Proclamamos en este momento nuestra resolución de no hacer la paz hasta que cada una de las naciones invadidas sea liberada y hasta que la dominación nazi quede rota y destruida.
Winston Churchill durante el discurso.
Somos dueños de nuestro propio cielo. La Marina Real es dueña de los mares. La Flota italiana, disminuida, permanece oculta en sus puertos y la Flota alemana está en gran parte averiada o hundida. Se toman aquí todas las disposiciones para reemplazar el tonelaje hundido, y nuestros amigos de los Estados Unidos harán todavía más. El entrenamiento de nuestras fuerzas terrestres se perfecciona día a día.
Hitler podrá penetrar en África o en Asia, pero será en la fortaleza de esta isla donde tendrá que poner fin a su campaña. Resistiremos por tierra y mar. Y le perseguiremos allí donde vaya. Nuestra potencia aérea continuará enseñando al pueblo alemán que la guerra no consiste únicamente en triunfar. Ayudaremos a todos los pueblos de los países conquistados y les incitaremos a la resistencia y a la revolución.
Quebraremos y pondremos en desorden todos los esfuerzos que Hitier haga para consolidar y organizar los países invadidos. No encontrará paz ni reposo, y si se arriesga en sus medidas desesperadas a intentar la invasión de las Islas Británicas, nosotros no dudaremos ante esta prueba suprema.
Gott straffe Engeland!Deutschland siegt an allen Fronten!