Es un ministro ejemplar. Utiliza su puesto para conseguir beneficios para sus amiguetes y para sí mismo. Deja hacer a los suyos y, si puede, obtiene prebendas por su actividad. ¡Como debe ser!
En algunos casos no sabemos por qué. Es posible que sea sólo por cuestiones ideológicas. Así, José Manuel Soria, cuenta milongas y ayuda a sus amigas, las empresas eléctricas, a las que cada día las hace obtener más beneficios, a costa de subidas continuadas de la luz, colocándonos contadores nuevos más caros y que prácticamente no nos hacen ahorrar, al mismo tiempo que hace más difícil la vida a las renovables.
Y qué decir de las empresas energéticas. Eficacísimas para subir el precio de la gasolina si sube el petróleo, y lentísimas para bajarlo si baja su precio. Todo ello con el consabido beneplácito del ministro del ramo, amiguete total, que no hace nada por evitarlo y, es más, pretendía sacar petróleo en Canarias, aunque fuera en contra de su riqueza turística.
Por cierto que en el tema de Volkswagen, en España, no se han iniciado las investigaciones y sin embargo, contradiciendo lo que dijo hace dos días, ha decidido que no les va a exigir las devoluciones de las ayudas del plan PIVE. En fin, como siempre al servicio de los débiles, ya lo ven. Naturalmente, jugando con dinero del contribuyente.
Pero es que además, según El Diario, este ministro pone el cazo sin pudor. Se va de vacaciones por toda la “face”, desde hace años. Sus amigos los empresarios hoteleros le regalan viajes y estancias maravillosas en sitios estupendos. Eso sí, curiosamente son empresarios que han obtenido permisos para construir o para abrir sus hoteles en Canarias. Además con esa prepotencia que da el creerse impune, suele querellarse contra los periodistas que denuncian sus casos, y suele perder. Entre otras cosas porque, con su descaro habitual, presenta recibos falsos y miente.
El último caso flagrante es el de las vacaciones del Sr. Soria de este año. Después de declarar que no había que ir al Caribe (en un acto de falsa defensa del turismo español) porque las playas son peores y hay mosquitos, se marchó cuatro días a un hotel de cinco estrellas de Punta Cana, que él mismo había inaugurado hace años, cuyo propietario es un amigo del ministro, dueño también del hotel de Lanzarote donde ha veraneado Soria los últimos cuatro años. Un hotel ilegal, por cierto, que tiene sentencia de derribo.
Y, (Nacho Escolar lo cuenta aquí), fue al Caribe invitado. Al verse descubierto --lo niega y demanda al periodista--, presenta un resguardo de pago total de tarjeta (no una factura) de 283 euros, cuando una sola noche cuesta 1.300 euros. ¿Cómo es posible? Esto sólo ocurría desde el milagro de los panes y los peces.
Un verdadero ministro inútil, al que sólo se le conoce gestiones negativas. Lo grave es que un ministro de Industria siga haciéndose el tonto con el caso Volkswagen. Lo grave es que el ministro de Energía mire a otro lado cuando sube la gasolina, provoque confusión continua con la factura de la luz y sus constantes subidas y dificulte el uso de energías renovables. Lo grave es que el ministro de Turismo obtenga descuentos, regalías y beneficios por parte de hoteleros que están afectados por las decisiones que toma. Más que grave es vergonzoso. Y ahí está demandando a los periodistas que le levantan la alfombra, aunque pierda las causas. Pero él, sigue ahí.
Estos tipos se tienen que ir, en diciembre deben desaparecer. Basta ya de sinvergüencerías, porque si siguen ganando, las preguntas pertinentes serán: ¿dónde irá de vacaciones el año que viene el Sr. Soria? ¿qué empresario hotelero le acogerá en su seno?
Salud y República