Periférica nos descubre a un autor inédito y desconocido en España: Eugene Field, escritor del siglo XIX conocido en los Estados Unidos por su poesía para niños, sus letras para baladas y sus artículos. Field nos cuenta, a modo de novela, sus romances con los libros y también con dos señoritas a las cuales equipara, como objetos de deseo, con sus tesoros de papel; sus libros. Libros, por cierto, de todo tipo: ensayos, poemarios, tratados, novelas, clásicos, libros de cuentos. En cualquier caso, el autor muestra una especial querencia hacia la ficción*
El libro pretende hace gala de una erudición refinada que, no obstante, lejos de resultar farragosa, se convierte en una suerte de ingenuidad; naíf, por medio de la cual el autor nos desgrana historias de libros y bibliotecas, de impresores y autores que, junto con algunas curiosidades, construyen la narración de Los amores de un bibliómano como si fuera un canto a la vida, o a la alegría de vivir, a través del amor que despiertan los libros en quien de verdad es capaz de quererlos.
Para alcanzar su propósito, Field no duda en hacer gala de un humor puro, neutro, casi infantiloide, que hace pensar, por momentos, que la voz narrativa es la de un niño, pues, al fin y al cabo, un viejo noño y enamorado, se comporta como un preadolescente.
*”Nos estamos volviendo demasiado prácticos; la codicia de ganancias materiales ahoga cualquier otra consideración. Ya no regalamos a nuestros niños y bebés los relajantes cuentos de gigantes, ogros, brujas y hadas; llenamos sus mentes hambrientas, receptivas, de historias de persecución y muerte de animales inofensivos, de guerra y asesinato, y de esas cuestionables prácticas mediante las que un héroes se enriquece y los demás se empobrecen” (p. 23)Los amores de un bibliómano, de Eugene Field. Periférica, 2013. [Traducción de Ángeles de los Santos]