Es difícil creer en el amor a distancia, hay muchas situaciones por las que crees que no funcionará, pero... ¿qué pasa si es tu verdadero amor?, si es la persona que te acompañará toda la vida... El libro Cartas a Chepita, de Jaime Sabines, te hará confiar en tu relación pues con estas citas podrás creer en el amor de lejos...
Jaime Sabines (1926 - 1999), el reconocido poeta y escritor mexicano, viajó en 1945 a la Ciudad de México para terminar sus estudios. Durante su estadía en la ciudad, mantuvo una relación con Josefa Rodríguez Zebadúa "Chepita", a quien dedicó numerosas cartas, las que, en 2009, ella decidió compartir con el público amante del trabajo de Jaime Sabines. Chepita publicó la mensajería enviada durante los años que estuvieron lejos y en estas letras, Sabines se deja ver como el hombre enamorado... Cabe señalar que es en 1953 se casó con Chepita, con quien compartió su vida hasta el final.
"Y siempre eres la misma, espejismo para mi corazón, distancia y lejanía para mi sed de ti. No sé hasta dónde me lleve este camino, este difícil camino de tu espera. No sé hasta dónde te persiga mi sangre, hasta dónde se prolongue tu encuentro. Si yo pudiera rogar, te rogaría; si supiera pedir te pediría; te diría que pronto, que vinieses a mí ahora mismo, que te necesito, que esto es urgente, imprescindible. Pero me he acostumbrado a aguardarte en silencio, deseándote, deseándote nomás y allí en el fondo de mi alma te espero, íntimamente confío en ti, creo en ti -porque creo en mi amor, porque sé que no hay amor baldío-, y estoy como si esperara madurar una fruta, como si esperara que cayese un beso, como si esperara florecer un sueño.
México 1947
Amiga, óyeme, hay algo más allá de nuestros actos, atrás de nuestros gestos, en el fondo de nuestras palabras. Se llama silencio, olvido, cosas no dichas, intocables. Allí te tengo. Allí eres mía de siempre; irrevocable como un destino, dada como una voz y un juramento.
México, Julio 1947
Porque tú eres más que tú a veces: eres un concepto, una imagen, lo genérico, lo específico del sexo. Perdóname si creo ofenderte, a veces, cuando piso una flor. Perdóname también el que te quiera como a mí mismo; porque me soy infiel, porque me engaño. Pero yo habría de ser otro, y tú otra, para que fuera distinto nuestro amor... Y no quiero yo que sea distinto. Está bien así, de llama y viento, de ternura y de remanso y muerte. Acaso es triste el irse... pero sin el irse no hay el volver. Sin morir no hay resucitar.
Enero 29, 1948
Hace un momento te dejé: ya me haces falta, hace un momento apenas te dije adiós, y ya ha recorrido mi corazón la eternidad.
Febrero 29, 1948
Te digo que te quiero te repito que estás en mí como yo mismo te confieso otra vez que estoy enfermo de ti que me eres necesaria como un vicio tremendo imprescindible, exacta, insoportable. Y eres mi salud, mi fortaleza, mi canto puro, mi alma intacta.
Junio 4, 1948
Ay, amor mío, no estoy triste, no, pero te quiero. Es un modo distinto de sufrir. Te considero mía ya inaplazablemente: mía sin distancias; mía sin tiempo. Eres mía como una cosa sabida, como algo que no se puede ignorar más. Y de este modo no tiene importancia la lejanía; sé que estás lejos, pero me perteneces; sé que estás distante, pero eres mía.
Julio 1, 1948
Yo no voy a pelear contigo. Si los amores de lejos son de... el estarse peleando por carta es el summum de la estupidez. Por eso no voy a estarte reprochando nada, ni haciéndote súplicas y peticiones. A veces te aborrezco tanto, casi tanto como te quiero.
Julio 16, 1948
No tengo muchas ganas de escribirte. Estoy fastidiado. No es que esté rencoroso aún por lo pasado: para el que está enamorado 3 cartas de disculpas son suficientes. [...] Pero ya no te escribo más, porque tengo mucho qué contarte. Y porque tengo unas ganas inmensas de tenerte conmigo.
Julio 23, 1948
[..] ojalá te encuentre por aquí, en alguna calle del sueño. Es una gran alegría ésta de aprisionarte con mis párpados al dormir.
Julio 27, 1948
Estoy muy enamorado, pero eso no tiene que ver nada con esto. A lo mejor un día de estos dejo de escribirte. O te escribiré solamente cuando tenga deseos, necesidad de hacerlo. No me gustan los trámites, las fórmulas en el amor; no me gustan los compromisos, los juramentos. Si tú quieres escribirme -porque quieres escribirme- cada tres días, encantado. Si yo quiero hacerlo diario, tanto mejor. Pero siempre la cosa espontánea y natural. Quiero ser libre dentro de esta esclavitud. Te quiero, sí, te quiero: pero a medida de que te quiero se me van haciendo innecesarias las palabras; tengo que saber que no es indispensable el decírtelo. ¿Comprendes? Si tú no fueras tú, no diría esto. Podrías salirme con que no te quiero, con que no te comprendo, con que no soy tuyo. Pero tú tienes que ser tú, diferente, exclusiva, única.
Agosto 5, 1948
No hubo el espacio suficiente para incluir todas aquellas frases para creer... espero en otra oportunidad presentarlas o, con mucha más suerte, que lean el libro y se ¡enamoren del amor!
Como Sabines demostró, la distancia no es impedimento, y resaltemos que en ese entonces no había los medios de comunicación que ahora tenemos, y aún así siempre hay tiempo para luchar por lo que se quiere a nuestro lado...
(vía: Cultura Colectiva)