Revista Opinión

Los Angeles De Franco

Publicado el 26 diciembre 2018 por Carlosgu82

Resulta cuanto menos curioso la cantidad de diplomáticos que sirvieron en el servicio de exteriores franquista durante la segunda guerra mundial que según la mayoría dice y cree se pasaron las ordenes por el forro de la victoria.

Quiero decir; en todos los países a través de la Europa ocupada o afín al Reich, estos humildes funcionarios se dedicaron a expedir cartas de identidad y a repartir nacionalidades españolas a cientos de judíos que tenían origen Sefardí. O bueno, igual sefardí, sefardí del todo quizás no fuera su origen, pero seguramente eran de las afueras.

Una de las cosas más curiosas, es que todos ellos se pusieron de acuerdo para utilizar un decreto de la dictadura de 1924 promulgado por Primo de Rivera, y reconocido internacionalmente, por el cual todos los judíos sefarditas que pudieran demostrar que eran sefarditas obtenían automáticamente la nacionalidad española. Con la llegada de la republica este decreto fue derogado, pero bueno, nadie le notifico tal cosa a los alemanes.

Es cuanto menos llamativo, que varios diplomáticos tengan la misma idea a la vez, que la apliquen sin ningún tipo de temor a la reacción de su gobierno y que además posteriormente no sean sancionados. Siempre aparecerá el típico iluminado que objetara con un “como los iban a sancionar si todo el mundo sabía lo que hicieron” pero claro, el problema es nadie sabía lo que hicieron.

Desde el final de la segunda guerra mundial hasta el año 2000, en que el ministro de asuntos exteriores Abel Matutes les recupero a todos del olvido, tan solo era conocida la hazaña del “Ángel de Budapest” ¿Has oído hablar de Oscar Schindler? Pues al lado de Ángel Sanz Briz fue un mindundi. Y para eso era más bien poco conocida, al menos en España.

Lo cierto es que los embajadores de España por todo el territorio europeo empezaron a encontrar una inmensa cantidad de “sefarditas” y a nadie del gobierno de Franco le llamo la atención. Cierto es que además nadie había reactivado aquel decreto que la republica había derogado y que, al menos en teoría, nadie sabía que hubiera sido derogado y nadie se detuvo ni un solo segundo a verificarlo.

Cierto es también que Ángel Sanz Briz enviaba regularmente informes a Madrid acerca de la situación, sin ocultar que el destino de los judíos era el que era, ser eliminados en campos para mayor gloria de la pureza racial aria. Por lo cual, en Madrid lo sabían. Sabían que estaba protegiéndose a judíos sefarditas y a nadie le llamo la atención el hecho de que, en Budapest, Hungría, hubiera tantos sefarditas. A mí me suena bastante raro.

Si además tenemos en cuenta que, de todos estos diplomáticos, a los que durante años no se les ha conocido la hazaña, ni uno solo fue ni tan siquiera amonestado por aquella flagrante falta de disciplina; puesto que Alemania era una potencia amiga y aliada de España, no nos olvidemos de esto, y sus acciones podrían haber desembocado en situaciones bastante desagradables y conflictivas. Algo que un diplomático debe evitar a toda costa; salvo que tenga una instrucción para ello.

Mi hipótesis es sencilla. En algún punto del gobierno de Franco, vete tú a saber cuál, alguien curso la orden de aferrarse al decreto de primo de rivera para intentar salvar a cuantas personas fuese posible sin llegar a molestar al aliado alemán; o por lo menos sin molestarle demasiado. Y bueno, quizás Sanz Briz debido a que en Budapest había más judíos, o a lo que fuera decidió retorcer un poco más la instrucción para salvar a la friolera de 5.200 personas. ¿Te parecen pocas? La lista de Schindler contiene 801 nombres y las personas que salvo se estiman en unas 1200.

Muchos dirán que esto pudo ser ordenado cuando ya era notorio que Alemania había perdido la guerra, pero sería complicado explicar por qué los guardias civiles de la frontera con Francia permitían acceder sin demasiados miramientos a los judíos franceses y, a diferencia de Suecia o Suiza, jamás los devolvían a sus perseguidores. Esto ya sucedía en 1940.

Sea como fuera lo único cierto de esta historia es que, pese a que los aliados estaban bien informados de lo que pasaba en la Europa ocupada con los judíos, hicieron entre nada y menos para resolverla. Y tal como dijo en su momento Golda Meir, primera ministra de Israel “El pueblo judío y el Estado de Israel recuerdan la actitud humanitaria adoptada por España durante la era hitleriana, cuando dieron ayuda y protección a muchas víctimas del nazismo” ningún país hizo tanto por los judíos en la II guerra mundial como la España de Franco, que logro salvar, estando en una precaria situación a bastantes mas de 60.000 como dijo en su día  El rabino Chajm Lipschitz “Tengo pruebas de que el Jefe del Estado español, Francisco Franco, salvó a más de sesenta mil judíos durante la II Guerra Mundial. Ya va a ser hora de que alguien dé las gracias a Franco por ello.” Y por supuesto y más recientemente diría Israel Singer, presidente del consejo mundial judío: “La España de Franco fue un refugio importante de judíos que se arriesgaron a venir, escapando de la Francia de la libertad, la fraternidad y la igualdad… en la II Guerra Mundial muchos judíos se salvaron en España e ignorarlo es ignorar la Historia.”

El 22 de noviembre de 1975 en la sinagoga de Nueva York y ante el arca de la misma, el rabino haría una rogativa especial por el alma de Franco “por haber tenido piedad de los judíos”.


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