No me cansaré de repetir que los animales de compañía no son objetos que se compran, se cambian o se tiran (o abandonan) cuando ya no los queremos o ya no nos hacen gracia.
Todos los cachorritos cuando son pequeños suelen ser monísimos y apetecibles de tener en casa. ¿No os parecen acaso amorosos? Lo que algunas personas no piensan, es que un cachorrito, debe ser enseñado (sobre todo si es un perro), ya que tendrá que aprender a hacer el pipí y caca en la calle o lugar indicado en el parque, campo, jardín.. (pero antes algunas veces quizá lo hará sin querer en casa), morderá el sofá, la zapatilla o vaya usted a saber qué… ya que su joven dentadura necesitará fortalecerse (además del daño que pueden hacerle las encías, por lo que se entretiene royendo lo que encuentre…). Por no hablar del desorden que puede sufrir el hogar y el trabajo que nos dará la limpieza de sus cosas, darle de comer, beber, gastos de veterinario, etcétera…. Sí, no es algo tan sencillo.
Pero volviendo al tema de los regalos, antes de “regalar” un animal de compañía (ya ni se me ocurre pensar en comprarlo. No, por favor, eso no). Tened en cuenta que este animal, requerirá unos cuidados y necesidades (os he mostrado un ejemplo en el anterior párrafo) que deben atenderse como si fuera uno más en la familia. Si no pudiera ser, mejor ni pensar en ese regalo. Nunca. Los animales tienen su corazoncito y no se pueden devolver cuando ya no nos apetece tenerlos en casa. Realmente pensad en ello, porque ellos sufren.
Los Reyes Magos y Papá Noel, portadores de tantas ilusiones por estas fechas, se unen a Fundación Affinity, y yo me uno con todos ellos para promover la tenencia responsable y evitar los regalos de mascotas estas Navidades, para evitar, precisamente eso, el abandono de animales de compañía, pasadas las fiestas de Navidad…
Según el “Estudio Fundación Affinity sobre el abandono y la adopción 2013”, la opción más habitual al acoger un animal de compañía es recibirlo como un regalo, ya sea de algún familiar o amigo. Más concretamente, en España el 39% de los perros y el 33% de los gatos llegaron a sus nuevas casas como un regalo para sus actuales propietarios. Por este motivo, Fundación Affinity quiere concienciar estas Navidades sobre los riesgos que esto implica. Tal y como explica Isabel Buil, directora de la Fundación Affinity, “regalar un animal es una opción que desaconsejamos puesto que entraña muchos riesgos. La decisión no la toma la persona que deberá responsabilizarse del perro o el gato y esto podría derivar en una situación de abandono”.
Fundación Affinity recomienda llevar a cabo un proceso de reflexión antes de tomar la decisión de compartir la vida con un perro o un gato, meditar sobre unos puntos clave que ayudarán a que la relación sea estable y duradera:
- Compromiso: Es importante tener en cuenta que la convivencia con un animal de compañía será duradera. La vida media de un perro es de 12 años y la de un gato de 15. Tal y como explica la directora de la Fundación Affinity, “Antes de tomar la decisión, debemos analizar nuestros hábitos de vida, nuestras costumbres y saber cómo vamos a integrar a este animal de compañía en nuestra vida cotidiana”.
- Decisión y reflexión. Ante una decisión tan importante debe mantenerse una actitud serena y no dejarse llevar por un impulso emocional. Hay que valorar todos los aspectos que comportará incorporar un nuevo miembro a la familia. La toma de decisión debe involucrar a todas las personas que convivirán con el animal de compañía, “No podemos tomar la decisión únicamente porque nuestro hijo ponga en la carta a los Reyes Magos que quiere un perrito, debemos pensar de forma responsable en todos los aspectos y tomar una decisión meditada y no por impulso”, explica Isabel Buil.
- Aprendizaje e Información. Tomar consciencia de las necesidades que tiene el animal y las expectativas que tenemos nosotros. Debemos informarnos de qué necesitará (cuidados, afecto, actividad…) y entender las obligaciones que se van a adquirir.
Como apuntan las conclusiones del “II Análisis Científico de la Fundación Affinity sobre el vínculo entre personas y animales de compañía”, son sorprendentes los lazos emocionales que podemos llegar a establecer con una mascota, hasta tal punto que un tercio de los españoles (31%) afirma considerar a su perro o gato más importante que a sus amigos. Un dato revelador que está en consonancia con el hecho de que el 71% reconoce que se comunica regularmente con su mascota –o lo haría en caso de tener una– y que “entiende” lo que ésta quiere transmitirle. Además, la mayoría de los encuestados (76%) considera que se debería tratar a un animal de compañía con el mismo respeto que a cualquier miembro de la familia.
Con ello, se demuestra una vez más que los animales de compañía juegan un papel que trasciende al de simple mascota, y que son capaces de adquirir una posición sentimental muy importante en la vida de sus propietarios.
Según el mismo estudio de Fundación Affinity, está comprobado que en un 60% de los casos el niño asocia al perro o gato con un “compañero de actividades y juegos” e incluso, 8 de cada 10 niños de entre 9 y 12 años prefieren jugar con su gato o su perro antes que con videojuegos.
Además, para uno de cada dos niños (46%), el animal es percibido como la principal fuente de apoyo emocional después de los padres. Los lazos afectivos con el animal de compañía ayudan superar la sensación de miedo o tristeza, pues el niño recurre de forma habitual a su perro o gato para abrazarle y encontrar alivio en estas situaciones. Este comportamiento se repite cuando al niño se le presenta un problema, ya que busca a su perro o gato como fuente de consuelo en la misma medida que a sus padres.
Destaca también la percepción que los niños tienen de su relación con la mascota; el primer concepto que asocia la mayoría es el de “cuidar”, seguido por “jugar” y “alimentar”. Así pues, el estudio subraya los valores de responsabilidad que los animales de compañía transmiten a los niños.
En mi caso, solo puedo hablaros maravillas sobre nuestros gatos, y sobre la perrita que vive con mis padres, ya que gracias a ella, mi padre ha vuelto a sonreír y a tener ganas de hacer cosas (andar con ella, cuidarla, hablarle, reirle las gracias y así cientos de tonterías más) y en nuestra casa, los gatos forman parte de nuestra familia. ¿Y vosotros? ¿Tenéis algún gato o perro en casa? Estaré encantada de leer vuestros comentarios!!!
Besos desde mi blog!!
Imágenes: Fundación Affinity