Revista Cultura y Ocio

Los años de peregrinación del chico sin color - Haruki Murakami

Publicado el 29 enero 2014 por Pollo @0enliteratura
Hace unos años hicimos un breve especial de Haruki Murakami (parte uno y parte dos) comentando algunos de los libros que le habíamos leído en esos tiempos: La caza del carnero salvaje, Tokio Blues, Al sur de la frontera, al oeste del sol, Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, Sputnik, mi amor, Kafka en la orilla y After Dark.  Y claro, quedaba pendiente seguir actualizando la lista. Y enLos años de peregrinación del chico sin color - Haruki Murakami ese interín cayeron algunos que me faltaban: Sauce ciego, mujer dormida, De qué hablo cuando hablo de correr y Baila, baila, baila. Y, aunque aún tengo dos pendientes, pasé de frente a su novela más reciente.
 Lo malo de que todos los libros de un autor sean parecidos es que te metes a un problema irresoluble: o repites la fórmula hasta el cansancio (con las consiguientes críticas) o decides un día cambiar (y todos tus antiguos fans te darán la espalda). Se puede decir que Murakami ha optado por lo primero. Y con Los años de peregrinación del chico sin color me parece que el cansancio empieza a asomarse.  No soy crítico literario (creo que ni tengo que decirlo ¿no?) ni he estudiado la carrera, así que más que una crítica esto solo puede ser un comentario: se esperaba más. Tampoco voy a pedir que me devuelvan mi plata (de hecho me lo prestaron), pero me atrevería decir que, en algunas cosas, no lleva su estilo hasta el límite, como que lo hubiera escrito a media máquina, quizás apurado por el editor. Podría haberse desarrollado más, en páginas y hechos.  ¿Qué faltó? ¿Más gatos? ¿Qué un personaje se vaya a una isla y no a Helsinski? No solo eso. Lo que se extraña es una mayor relación entre el mundo real y el onírico, más implicaciones que nos hagan dudar entre estar aquí o en un mundo fantástico. El supuesto contacto entre el protagonista Tsukuru Tazaki y Shiro, solo queda en eso, una duda pero que no se intenta resolver. Hubiera sido genial que, por ejemplo, Tsukuru vaya a la casa de Shiro para tratar de resolver lo qué pasó o que vaya al balneario donde el padre de su amigo Haida vivió una extraña experiencia. Otra cosa que no es muy común en sus novelas son los tiempos alternados. Normalmente sus novelas son lineales, pero en este caso hubo mayores saltos entre el protagonista, cuando aun era un estudiante y el "actual" de 35 años. Y creo que es el primer protagonista del japonés que veo que tiene tantos amigos: ¡5! Todo un récord.    Otros comentarios sobre el texto van por la misma línea, como éste de Libroadicto y este citado por Moleskine (no pensé coincidir con Thays, pero bueno...). Igual las ganas de leer El fin del mundo... y 1Q84 siguen intactas (de hecho ya me agencié ambos). En eso nada ha cambiado.  Pero, sí, le faltó más color al libro.

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